jueves, 7 de abril de 2011

Tras la eterna juventud El concepto de belleza en el siglo XXI

La mayoría de las mortales queremos vernos lindas y permanecer “eternamente” jóvenes. Con ese objetivo en mente, las mujeres nos sometemos a todo tipo de tratamientos, desde el mágico “Botox” y el consentido ácido hialurónico, al tan común lifting facial. En esta edición vamos tras la búsqueda por permanecer jóvenes y del concepto de belleza y sobre lo que se esconde detrás de esa “obsesión”.

El concepto de belleza en el siglo XXI

Dani, Susy, Claudia, María y muchas otras mujeres, pasan cada seis meses por el consultorio para tener su “dosis semestral” de toxina botulínica. Para muchas, una vez que comienzas, es difícil parar. Y es que es común que muchas mujeres desarrollen cierta relación afectiva con la toxina botulínica, ya que los resultados son simplemente maravillosos; con cada pinchazo las arrugas desaparecen y tu piel luce mucho más fresca. No por nada una mujer puede llegar a gastar miles de dólares al año en sólo “pinchazos”.

“Es un tratamiento fabuloso y en muy poco tiempo se nota un cambio favorable. Al ver cómo mejora su imagen y resuelve el problema en poco tiempo, los pacientes tratan de mantenerse así y cada cinco a seis meses lo vuelven a aplicar”, comenta Nilda

Yánez de Jordán, clínica cosmetóloga.

En el S. XXI, la pregunta es, ¿qué nos hace tan vulnerables a estos tratamientos? En la sociedad moderna, ¿cuál es el concepto de belleza? Respuestas hay miles, pero una cosa es cierta: el aspecto físico y lo estético son más importantes que antes, hasta llegan a ser temas centrales en nuestro diario vivir; están en todo lado y tienen un considerable efecto sobre nosotras.

“Quizá haya un culto a la belleza, pero en mi opinión, las personas en general buscan verse y sentirse bien, así como mejorar su autoestima. La expectativa de vida activa es mucho mayor en estos tiempos y quieren acompañarla con una imagen acorde a lo que están viviendo y sintiendo”, dice Yánez.

Asimismo, para muchas mujeres, como para las artistas, presentadoras de televisión o personas de alto perfil en la industria del glamour, el aspecto físico es un requisito laboral. Investigaciones sugieren que un rostro lindo y un cuerpo tonificado o esbelto traen beneficios en distintos ámbitos de la vida, ya sea laboral o personal. Asimismo, cada vez vemos a más mujeres conquistando la esfera pública, lo que de manera inevitable, eleva los estándares de belleza. Si vemos a una mujer en una publicidad de una revista o a Halle Berry en la alfombra roja de los Oscar, no podemos evitarlo, ¡queremos lucir así de fabulosas! Lo que en cierto sentido es imposible, pues ni ellas se ven así. Tienen todo un grupo de profesionales dedicados a su belleza, todos los tratamientos estéticos que quieran y hasta Photoshop incluido.

Toda mujer, famosa o no, se siente mejor si se ve mejor, y no nos engañemos, “la apariencia importa”. Las adeptas a la botulínica, y demás inyectables, admiten que semanas después de su tratamiento, se miran al espejo y no pueden evitar sentir un genuino placer: ya no hay esa arruguita acá y esas espantosas líneas de expresión desaparecieron. Así de vulnerables somos las mujeres a volvernos “devotas” a la botulínica, (un sentimiento que muchas llaman “botox high”) ya que mejora nuestro aspecto, autoestima, humor y por ende, nuestro día. Y es que para las mujeres, si existe algo gratificante es el sentirse bien consigo misma, cómoda en su piel y recibir un lindo halago.

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