jueves, 13 de agosto de 2020

Cómo lidiar con los efectos psicológicos de la cuarentena

Hacer cuarentena, quedarse en aislamiento o tomar distancia social, implica modificar la forma en que se lleva el día a día, es decir, la rutina. Nos surgen ciertos cuestionamientos y aparecen las preocupaciones. ¿Cómo lo voy a hacer en esta situación particular?, ¿Cómo voy a organizar mi día? ¿Cómo voy a suplir aquellas actividades que requieren que yo esté en movimiento? Surge la ambivalencia, por una parte tengo que mantenerme activo, conectado, alerta, funcional, y por otra tremendamente limitado en el espacio.

Lo anterior, sumado a la incertidumbre, al estar hiperalerta a todo lo que va ocurriendo, hace que adaptarnos a esta nueva situación sea todo un desafío, ya que, aunque sepamos racionalmente que es temporal, la incertidumbre hace que se disparen las señales de alerta pudiendo configurarse desde un trastorno adaptativo hasta un estrés post traumático.

Los estresores de la cuarentena que se asocian a los efectos psicológicos negativos.

Entre ellos se mencionan: una mayor duración de periodo de cuarentena, miedo real a enfermarse, frustración por cambio de planificación de tareas y eventos, aburrimiento por cambio de rutina, suministros inadecuados de información, pérdida del control económico y, por supuesto, la estigma que significa una enfermedad.

Estos factores, impactan de manera diferente a las personas. Algunos de los síntomas que se han descrito son:

- irritabilidad

- nerviosismo

- sensación de angustia

- insomnio

Estos pueden evolucionar a crisis de angustia, de pánico, trastornos de ansiedad y, en casos extremos, es posible encontrar trastornos por estrés postraumático, con conductas evitativas marcadas, con re-experimentaciones, flasback, entre otros.

Estrategias

1.- Se recomienda acudir a fuentes fidedignas de información. Y para eso el Ministerio de Salud, cada día nos va informado. Para no entrar en paranoias, las cuales influyan en nuestras emociones.

2.- Mantener una comunicación fluida con los equipos de trabajo o con compañeros para facilitar la información oficial y contención grupal. El trabajo remoto inevitablemente implica estar más conectados, siendo de ayuda el plantear horarios de encuentro virtual para coordinar las labores. En el caso de los estudiantes universitarios, conectarse virtualmente con profesores y compañeros ayudará a disminuir la incertidumbre y de todas maneras generará vivencia de contención. Recordemos que pese a que nos encontremos en casa, debemos cumplir con nuestras responsabilidades.

3.- Establecer una nueva rutina, que se adapte a mi contexto, al espacio físico, a las tareas que debo realizar y a la organización de los otros con quienes se convive. Lo anterior es esencial para mitigar la sensación de aburrimiento, el cual, con frecuencia, se hace presente en estas situaciones. Por ende, planificar las tareas cotidianas, laborales y familiares nos ayudarán a construir una sensación de control del día a día. Hay muchas que se pueden realizar juntos y, sobre todo, aprender.

4.- Estar comunicados con los amigos y familiares. Para esto, las redes sociales, las plataformas de encuentro virtual, e incluso el celular pueden ser un excelente aliado ya que nos permite mantenernos conectados, si es que se usa con ese fin y de manera planificada. Esto tributa a nuestra naturaleza social.

5.- En pareja. Debemos darnos los espacios necesarios, aquellos que se necesitan para reflexionar, descansar y tiempo para uno mismo.

6.- Es muy importante pedir ayuda. Hoy, la tecnología permite tomar contacto con profesionales expertos que pueden entregar soporte psicológico para facilitar que se activen los recursos personales y prevenir posibles patologías en salud mental. Asimismo, si se sufre algún maltrato sea verbal, físico o psicológico por ningún motivo mantenerse callados. Debemos buscar a algún familiar o necesariamente a las líneas que se difunden en medios de comunicación ya que el desenlace podría ser lamentable.

7.- En resumen. Es necesario tener presente cuál es la responsabilidad como ser humano y conectarnos con el profundo sentido de cumplir las medidas de autocuidado y cuidado por el otro, siendo este el valor central que sostiene el vivir en comunidad. Conectarse con el sentido y el propósito de las medidas, desde esta perspectiva, se hace necesario para reforzar que el cuidado depende de todos y que al ser responsable de mi cuidado, beneficio a otros que por sus condiciones están más vulnerables.

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