Comer y escupir, ingerir vinagre y hasta lombrices fueron algunas de las prácticas más absurdas para bajar de peso.
Un reportaje de BBC Mundo hace notar que “el Gobierno del Reino Unido ha sido el último en advertir a la población de los peligros de las dietas ‘milagrosas’ que se ponen de moda, pero lo cierto es que la gente las lleva siguiendo desde hace siglos. ¿Por qué?”, se pregunta el portal de noticias agregando que los romanos y los griegos ya hacían dieta, aunque por aquel tiempo era por cuestiones de salud y forma física y no por temas netamente estéticos.
A comienzos del siglo XX, el estadounidense Horace Fletcher encontró que una buena manera de perder peso consistía en masticar mucho para extraer los nutrientes y escupir la materia fibrosa que queda en la boca. Por otro lado, la juventud del siglo XIX estaba fascinada con la dieta del poeta Lord Byron: ingerir vinagre para limpiar y purgar su cuerpo, pero los efectos secundarios incluían vómitos y diarrea. Entre los remedios ‘mágicos’ también estaba el ingerir huevos de lombriz solitaria, a menudo en píldoras. La teoría era que las lombrices llegarían a la madurez en los intestinos y absorberían la comida. Esto causaría pérdida de peso, diarrea y vómitos.
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