Cuando las personas extrañas o familiares nos producen miedo o temor, y nuestra libertad de actuar o de expresarnos queda restringida, estamos en presencia de una persona tirana que nos está imponiendo su voluntad, abusiva y perversa y, por supuesto, nos roba nuestra sonrisa y nuestra alegría de vivir y de actuar libremente.
Jamás se debe pedir permiso ni racionalidad al tirano, sea quien sea, para salir de la situación tiranizante, pues la actitud del tirano no es consciente, es completamente inconsciente y por eso, solo cambia por la fuerza de los hechos, jamás por la fuerza de las palabras.
Por esta razón, para recuperar nuestro poder de sonreír, nuestro poder de actuar con una sensación de éxito y de libertad, para poder volver a vivir con la sensación de poder y de paz interior, debemos liberarnos nosotros mismos con el poder de decisión y con el gran poder de la resolución interna de comenzar ahora mismo un proceso de autoliberación total de cualquier tiranía, de cualquier persona que haya adoptado este rol o papel y esta actitud en nuestra vida.
Cuando se toma una decisión de esta naturaleza, nuestro poder personal aumenta grandemente y ya no tenemos que pedir permiso a nadie para actuar, para mejorar o para resolver cualquier problema de nuestra vida.
La afirmación que debemos recordar para poder recuperar nuestro poder de pensar y actuar libremente es la siguiente: “Ya no tengo tiranos y si los tuve, estos ya han dejado de existir”.
Esta afirmación se la debe mencionar cuando alguien en nuestra familia pretenda actuar de esa manera.
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