lunes, 20 de junio de 2011

“Plástica” en la mira

La muerte de la esposa del exsuperintendente de bancos ocasionada por aparente negligencia médica tras una cirugía estética destapa otros casos en el país que van desde la insatisfacción de los pacientes, varios fallecimientos hasta una práctica poco controlada.

Katia Rojas de Trigo, una cochabambina de 55 años, nunca quiso que su cirugía se divulgara, probablemente por ello acudió a La Paz para ser internada y operada, sin sospechar que esa decisión sería una de las últimas de su vida. Como ella, cientos de pacientes acuden mensualmente en Bolivia a consultar cirujanos plásticos para cambiar algún aspecto de su imagen, y aunque muchos encuentren resultados positivos en su intento de lucir mejor, un alto porcentaje halla severas complicaciones que van desde la insatisfacción hasta la muerte.

Así lo revela el fallecimiento de la esposa del ex Superintendente de Bancos Jacques Trigo Loubiere, quien murió a pocas semanas de someterse a una liposucción en la clínica Talentum Garden de la sede de gobierno, en manos del Presidente de la Sociedad Médica de Cirugía Plástica, Dr. Gonzalo Soliz Claure, un profesional con más de 25 años de experiencia en el rubro. Éste, según la familia de la afectada, habría incitado a la paciente a someterse a varias correcciones estéticas en una sola jornada, aunque el especialista negó el hecho aclarando que “nadie obliga a los interesados a operarse nada. Cada paciente viene por voluntad propia y sabe qué es exactamente lo que quiere”.

De acuerdo a declaraciones de Jacques Trigo a OH, su esposa habría consultado al cirujano para practicarse una abdominoplastía (intervención que retira el excedente de piel y grasa abdominales características de los embarazos, aumento de peso y paso del tiempo). Fue operada el 14 de abril de la cirugía mencionada, además de una liposucción aplicada en diversas partes del cuerpo (piernas, glúteos, espalda, cintura y papada); también recibió la corrección de dos hernias en el estómago, injertos de grasa de su organismo en glúteos y surcos del rostro, y una suspensión de mamas. Todo en una sola jornada, lo que, en opinión de especialistas como Fernando Peña, “fue demasiado”.

“Se le aplicaron ocho cirugías en uno con una duración de más de 10 horas y el médico me comentó personalmente que le extrajo nueve litros de grasa” asegura Trigo, quien inició en La Paz un juicio acusando al cirujano por negligencia y “homicidio culposo”, pese a que Soliz asegura que “la paciente no estuvo en el quirófano más de siete horas”, que le extrajo 5.600 cc de grasa y que “no hay relación entre la muerte y la cirugía. Katia estaba en un post operatorio tardío, ya que el deceso se produjo a un mes de la intervención”.

El problema no surge sólo con la cantidad de procedimientos realizados, sino en el hecho de que luego de esta intervención mayor, la Sra. Trigo nunca volvió a sentirse bien en cuatro semanas postoperatorias que culminaron con su lamentable fallecimiento.

Los síntomas, según su familia, van desde la debilidad generalizada, ansiedad, agitación, dolores agudos de espalda, de abdomen y sobre todo dificultad para respirar, lo que en criterio de otros médicos, estaba generando un edema, embolismo pulmonar o embolia grasa, que podrían haber derivado en su muerte.

Ante las permanentes quejas y consultas de Katia Trigo a su cirujano tras la intervención, éste respondía, según el viudo, “minimizando las dolencias y tildando a la paciente de nerviosa”. Le habría recetado simples paliativos (ansiolíticos y pastillas para dormir como neuryl), restando importancia al cuadro.

“Mi esposa no podía dormir del dolor de espalda y de la agitación al respirar. Por las noches se quedaba horas sentada en el sillón esperando que los calmantes la aliviaran” recuerda Jacques Trigo, quien contó también que las curaciones de rutina en las semanas posoperatorias incluyeron seguidas extracciones de ceromas del abdomen (líquido) con jeringas y retiro de tejido necrosado, de forma ambulatoria, sobre la cicatriz supra púbica cinco días antes de su deceso.

Katia Rojas falleció el 17 de mayo en la Clínica Ta-lentum en presencia de su hija Moira Trigo Rojas. En la internación, dos días antes de su muerte, presentó, según el informe médico, “síntomas como malestar general, dificultad para respirar y mareos”. Lo que no indica el informe es que la noche de su última internación, producida a las 23 horas del 14 de mayo, la paciente tenía además elevada temperatura que la obligó a desnudarse para que el personal de la clínica le aplicara alcohol al cuerpo que ayude a reducir la fiebre; clara señal de una infección en el organismo.

La paciente no fue tratada por ninguno de sus síntomas. La dificultad para respirar, debió derivar en la realización de una tomografía computarizada, ecografía o radiografía de pulmón, opinan los expertos. Sin embargo, la familia asegura que estos exámenes nunca se le practicaron en la clínica, salvo la transfusión de sangre y un electrocardiograma antes de su fallecimiento. Finalmente, el motivo de su muerte fue establecida como “paro cardio respiratorio”, sin aclararse qué ocasionó el cuadro.

Según la familiares de los afectados, la clínica Ta-lentum Garden no está equipada para enfrentar emergencias. Probablemente, de haber acudido a tiempo a un hospital o clínica con especialistas multidisciplinarios y mayor experiencia, Katia se habría salvado.

El galeno acusado dijo “ningún médico quiere matar a su paciente. Ésta es una desgracia que me está tocando vivir y me defiendo porque hice lo correcto”.

Ética en tela de juicio
Visiblemente afectado, Trigo asume el tema como una experiencia que debe servir a los demás para evitar sufrimientos. Declara que para algunos cirujanos las operaciones estéticas en el país se han convertido en un tema de mercantilismo puro: “A muchos de los plásticos sólo les interesa ganar dinero. Han dejado de lado el verdadero sentido de su profesión y ahora lucran con este tema ofreciendo las correcciones como si se tratara de vender combos estéticos y operan incluso a más de dos clientes diarios”.

El tema de cuántas horas es posible permanecer sin riesgos bajo los efectos de la sedación y anestesia, la cantidad de intervenciones juntas permitidas y cantidad posible de grasa extraída de un organismo son aspectos que varían de acuerdo al criterio del profesio-nal, aunque los parámetros mundiales de la escuela norteamericana limitan a cuatro litros de grasa en una liposucción. Sin embargo, en Bolivia existen testimonios de aspiraciones de hasta 13 litros.

Casos

La Sociedad de Cirujanos Plásticos de Bolivia compuesta por 80 especialistas no lleva registros minuciosos de hechos, casos ni complicaciones en Bolivia, por lo que las estadísticas nivel nacional son escasas. El Colegio Médico recibe de dos a tres denuncias por negligencia médica mensuales que engloban a todas las especialidades, y se analizan en un tribunal de ética; sin embargo, existen casos directamente denunciados al Ministerio Público, explica el Dr. Henry Solís.

Se sabe, como un secreto a voces, que decenas de afectados por cirugías mal realizadas deambulan por los consultorios de algunos profesionales en el eje troncal del país, exigiendo corrección a sus infecciones, encapsulaciones, senos acanalados o pezones desorbitados en implantes mamarios; abultamientos extraños, piel acartonada y adherencias en el tema de liposucciones, así como quemaduras extremas de tejido dérmico por el mal uso de las cándulas y el láser, e inclusive secciones necrosadas de piel y musculatura. Las cirugías de párpados suelen complicarse con lagrimaciones constantes, e incluso la exagerada extracción de piel ocasiona que los pacientes no puedan ce-rrar bien los ojos, contó el oculista Fernando Campero.
Las complicaciones en el campo estético van desde leves incomodidades que arriesgan la apariencia, hasta severas que tienen que ver con la salud y la vida.

Esta revista cuenta con testimonios de 20 pacientes operados entre 2010 y 2011 que no quisieron difundir sus casos por “vergüenza” a divulgarlos en un medio de comunicación. Sus complicaciones revelan que “las cirugías plásticas son silenciosas” para las clientes paceñas y cochabambinas, mientras que para las o- rientales es común no ocultar sus procedimientos quirúrgicos. Tampoco existen instancias que regulen la práctica plástica, ni entidades que ejerzan presión o seguimiento a estos temas que podrían entrar en una clasificación de mala praxis o negligencia médica.

Las cifras mundiales dan cuenta que de cada 100 cirugías plásticas efectuadas, al menos el seis por ciento queda disconforme con su resultado. Las complicaciones severas a nivel mundial dicen que hay una por cada 1000, y el porcentaje de fallecimientos a causa de intervenciones estéticas, según un informe de la Asociación Norteamericana de Cirugía Plástica y Reparadora (Asaps) es de una de cada 5.000. A nivel internacional se sabe que este quinquenio, 240 mil personas murieron en el mundo por cirugías estéticas mal practicadas.

Actualmente, existe un grupo de 12 pacientes en Cochabamba que intenta ponerse de acuerdo para llevar adelante un juicio conjunto por responsabilidades a un profesional de esta ciudad que además enfrentó la muerte de una cliente en lo que va del año. A nivel nacional la justicia tiene registradas tres demandas sin prosperar y otro caso con sentencia ejecutada que no pudo llevarse a cabo a raíz de la fuga del galeno tras el fallecimiento de su cliente por una liposucción.

Responsabilidad compartida

En el país hay cirujanos plásticos que se niegan a practicar dos o más intervenciones en una sola cirugía porque lo consideran peligroso o demasiado largo, y despachan a sus clientes sin temor a perderlos, explicándoles por ejemplo que el paciente debe perder de peso, según el Dr. Moisés Fernández.

Fernando Peña explica también que “la lipoescultura permite extraer porcentajes de grasa de todo el cuerpo y reintroducirlo en otras secciones sin riesgo alguno, las veces que el médico vea necesario, siempre y cuando el deseo sea moldear la figura de la persona y no adelgazarla de pronto, que es lo que suelen confundir clientes como doctores”, ello, siempre y cuando “se practique además bajo serios criterios de control antes, durante y en el periodo post operatorio para evitar complicaciones”, aclara. Al respecto, otro profesional opina que “No hay límite para hacer una o dos cirugías en una sola jornada. Lo importante es valorar bien a la paciente, analizar su edad, estado de salud físico y mental a través de varios exámenes de laboratorio y cardiovasculares que permitan la habilitación del interesado a l a operación. Obviamente, el tiempo de cirugía puede complicar las cosas”

Otro aspecto que agrava la seguridad de los pacientes se da cuando en Bolivia, según denuncia de los mismos cirujanos plásticos, existen cirujanos generales practicando liposucciones y operaciones estéticas sin tener la especialidad ni experiencia necesarias. Por otra parte están los pacientes, que no se quedan atrás con sus exageradas exigencias de varios procedimientos en una misma jornada porque las intervenciones conjuntas abaratan el precio (al emplearse el mismo quirófano, anestesista, ayudantes e internación), y porque tras las dolencias del periodo en recuperación, pocos se animan a lidiar con nuevas intervenciones.

Lo económico

El negocio de las cirugías bajo la lupa económica tampoco está claro. Cada profesional tiene un rango de precios que difiere de unos a otros, y en la mayoría de los casos los montos no son facturados. En menos de cinco años este mercado se ha duplicado en el país, según los especialistas. Un sondeo de OH revela que cada cirujano realiza en promedio 10 cirugías al mes, cobrando un estimado de $us 1.500 por cada intervención; el grupo mueve entonces, más de 12 millones de dólares al año.

Por ello, no es raro afirmar que ocho de cada 10 modelos, y el 100 por ciento de las reinas de belleza de los últimos cinco años en el país han recibido la ayuda del bisturí en su afán de lucir físicamente “perfectas”, siendo las cirugías más recurrentes : nariz, busto y liposucciones.

Terceras personas también se benefician con el negocio y lucran con este tema ofertando en el país dos modalidades muy novedosas, poco controladas y nada difundidas al interior. Se trata del “Turismo médico” y el “Safari médico”. El primero hace referencia a individuos que invitan a Bolivia a pacientes del extranjero y ponen a la venta los servicios de un viaje con pasajes, alojamiento, internación, cirugía y post operatorio pagados, efectuados principalmente en la ciudad de Santa Cruz. El segundo agrupa a clientes en algunas ciudades del interior e invita a médicos a ganar dinero extra y a vacacionar unos días para practicar largas jornadas de trabajo en las ciudades pequeñas que dudosamente cuentan con material, profesionales y salas quirúrgicas equipadas adecuadamente para enfrentar complicaciones.

“A mi me ofrecieron ambos temas pero los rechacé de entrada porque sé de las condiciones y riesgos que se corren en este tipo de trabajo” comenta el cirujano Humberto García al respecto. Otra prueba de la existencia de estos actos se logra realizando una búsqueda minuciosa en Internet.

Las más solicitadas


1° La rinoplastia (remodelación de la nariz)
2° Oroplastia (remodelación de las orejas)
3° Blefaroplastia (eliminación de piel y grasa en párpados)
4° Estiramiento o lifting facial (signos del envejecimiento)
5° Mamopastía (levantamiento, reducción y aumento mamas).
6° Liposucción (extracción de grasa corporal)
7° Abdominoplastía (retiro del exceso de tejido dérmico y adiposo del abdomen)

Por sexo y edad

- Del 100 % de clientes bolivianos que buscan cirugías plásticas, el 30% son hombres, siendo la facial la más requerida, frente al 70% de mujeres, que quieren rejuvenecimiento facial, nariz, mamas y liposucciones.
- Las pacientes menores de 21 años aumentaron, aunque el perfil de clientes oscila entre los 30 y 44 años.
- Las mujeres lo hacen por estética, y los hombres para verse más jóvenes y conseguir mejores empleos.
- Fumadores, diabéticos y personas con sobrepeso tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones.

Ranking por países

1EstadosUnidos: 1.303.932
2 Brasil: 1.054.430
3 China: 1.215.245
4 India: 683.160
5 México: 400.069
6 Japón: 411.182
7 Corea del Sur: 365.145
8 Alemania: 276.911
9 Italia: 191.205
10 Rusia: 162.060
11 Turquía: 210.861
12 España: 142.340
13 Argentina: 132.486
14 Francia: 141.831
15 Hungría: 70.684
*Fuente: Sociedad Internacional de Cirugía Plástica (Isaps) 2011 basada en datos estadísticos de la cantidad de procedimientos que se realizan en 60 países del mundo.

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