Con el antigravity yoga, o yoga antigravedad, se puede desafiar la ley de la gravedad y realizar un número infinito de movimientos en suspensión, como si nos moviéramos en un trapecio, mediante una hamaca de seda colgada en el techo con capacidad para sostener hasta novecientos kilos de peso.
“Es un trabajo global que incorpora entrenamiento de fuerza, flexibilidad, agilidad, concentración de la mente, descompresión de la columna vertebral y alivio del dolor de espalda, además de ser divertido”, asegura su creador, Christopher Harrison, atleta y bailarín de Broadway.
El Antigravity está inspirado en el yoga y fusiona pilates, danza, yoga y gimnasia acrobática para poder trabajar toda la musculatura de una manera global.
Sensación antiestrés
Según sus seguidores, al trabajar con posturas invertidas, la práctica del antigravity yoga revitaliza el sistema circulatorio, oxigena y envía sangre nueva a zonas como la cabeza, por lo que se produce un incremento en la capacidad de concentración y del rendimiento intelectual.
Quienes se han iniciado en la práctica de esta actividad reconocen que, al terminar la sesión, sienten una sensación de antiestrés total, flexibilidad y ligereza, junto con un renovado sentido del humor.
Esta práctica se inicia con un calentamiento, que sigue con diferentes posturas hasta conseguir una relajación total, y activa la musculatura de abdomen, glúteos y parte baja de la espalda.
La moda del antigravity yoga nace en Estados Unidos gracias a la idea de Christopher Harrison que ideó en 1996 esta peculiar hamaca para sus atletas, que también trabajaban con cuerdas elásticas, trampolines y botas antigravedad, “pero pronto descubrimos los beneficios de las inversiones, ya que los atletas eliminaron las visitas al quiropráctico solamente colgándose boca abajo cuando tenían una contractura en la espalda”, subraya su creador, que descubrió que trabajando suspendido sobre una hamaca, se aligera la presión sobre las articulaciones, alineando las vértebras de la columna vertebral sin esfuerzo.
El Antigravity Yoga es una disciplina que está causando furor en Estados Unidos, donde cuenta ya con centenares de practicantes. En otros países, aun está poco extendida, pero poco a poco va tomando más adeptos ya que es una forma diferente y divertida para mantener el cuerpo en forma.
Antes de convertirse en una técnica autorizada para entrenar, pasó rigurosos tests para evaluar su seguridad y efectividad hasta conseguir su pertinente certificado.
“Siempre que lo enseñe un instructor certificado, el antigravity yoga puede resultar más seguro que el yoga tradicional, porque la hamaca te empuja hacia una posición correcta”, subraya Christopher Harrison.
Aunque todo el mundo se puede beneficiar de esta nueva práctica está contraindicado para quienes padecen de glaucoma, alta presión sanguínea, enfermedades coronarias, prótesis en articulaciones o cirugía a la columna vertebral, y mujeres embarazadas.
“En las clases todo el mundo se siente contento de vencer la fuerza descendente de la gravedad. Nos balanceamos, nos giramos de arriba abajo y desafiamos las leyes de la física. Aún así, como uno de mis estudiantes dijo: “Para realmente volar, hay que estar dispuesto a dejarse ir”. Y quienes nos dejamos ir, ¡volamos alto!”, enfatizó Harrison.
LO DIJO:
“En las clases todo el mundo se siente contento de vencer la fuerza descendente de la gravedad. Nos balanceamos, nos giramos de arriba abajo y desafiamos las leyes de la física. Aún así, como uno de mis estudiantes dijo: “Para realmente volar, hay que estar dispuesto a dejarse ir”. Y quienes nos dejamos ir, ¡volamos alto!”
Christopher Harrison
Creador de Antigravity Yoga
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CLAVES
1 Según su creador, con esta técnica se trabaja la fuerza, flexibilidad, agilidad y concentración de la mente, consiguiendo una descompresión de la columna vertebral y alivio del dolor de espalda.
2 Después de una sesión de antigravity yoga, el usuario tiene la sensación de haber aprendido a volar.
3 Al trabajar con posturas invertidas, la práctica del antigravity yoga revitaliza el sistema circulatorio, oxigena y envía sangre a la cabeza, por lo que se produce un incremento en la capacidad de concentración y del rendimiento intelectual.
4 El antigravity yoga permite desafiar la ley de la gravedad y realizar un número infinito de movimientos en suspensión, como si nos moviéramos en un trapecio.
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