jueves, 17 de abril de 2014

¿Estrés positivo?

“Unos segundos bastan para activar el organismo y conducirlo hacia un fuerte estado de estrés. Unos segundos bastan para devolverlo a la normalidad”. Esta afirmación tan alentadora y fuera de lo que normalmente nos dicen sobre el estrés, es la que atrae a miles de personas a los talleres de gestión del estrés del “coach” español Antonio Gutiérrez, en Madrid.

Gutiérrez comienza sus talleres con una extraña fórmula. “¿Qué creen que significa: A + A + A + A = 4B?”, después de escribir el enunciado en un tablero. Las soluciones creativas saltan a la vista, pero en realidad evoca las palabras de Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

Esa máxima se puede aplicar al tratamiento del estrés: si no quieres que tu respuesta siga siendo la misma, el 4A que dicta la lógica, o si estás cansado de que la angustia controle tus días, cuestiona la ecuación que usas en tu vida.

El coaching como un vehículo

“La gente siempre asocia coaching con entrenar, pero la palabra también significa coche”, afirma Gutiérrez. Coach es un vocablo de origen húngaro para designar a un vehículo tirado por animales para transportar personas.

Esa idea fue rescatada por el coaching moderno: “se trata de un acompañamiento”, enfatiza Gutiérrez, esta metodología busca transportar a las personas de donde están hacia dónde realmente quieren llegar.

De ahí surge el coaching de salud, la especialidad de Gutiérrez, que intenta ser un vehículo para que las personas superen enfermedades y alcancen el bienestar. Eso se logra a través de ejercicios, técnicas y herramientas que cuestionan cada hábito perjudicial. Así se maneja también el estrés.

¡Cambia el chip!

“Partamos del principio de que el estrés es bueno. Cambiemos el chip, porque la gente siempre lo entiende como algo negativo”, explicó Gutiérrez y argumentó su punto con la etimología.

“El estrés se deriva de stringent, que significa comprimir. Es entonces el estado de un cuerpo sujeto a una presión que modifica su estructura”, agregó.

La palabra, que ha tenido mucha mala prensa, tiene otras parientes etimológicas: presionar, ceñir, atar, apretar, restringir, estirar y un largo etcétera que no suena bien.

Sin embargo, para Gutiérrez, en un sentido global, el estrés es positivo, es una respuesta, la que nos da el cuerpo cuando lo sometemos a un cambio.

“Estoy a favor del estrés, de gestionarlo, porque el estrés es vida: el grano de maíz, para que pueda brotar, tiene que romper la cáscara, eso es estrés, respuesta”. Acto seguido, llevó a la práctica su teoría y puso a prueba nuestro estado físico.

Toma consciencia

En el taller de Gutiérrez, uno de los primeros ejercicios que se hace es tocar las puntas de los pies sin doblar las rodillas, movimiento ilustra la importancia de la toma de consciencia en el proceso de gestión del estrés: “esta es una medición para saber cómo estamos, si llegamos o nos sobran brazos”.

La idea es, por extraña que parezca, recordar que tenemos un cuerpo y que, constantemente, lo sometemos a presiones para las que no siempre está preparado.

La experiencia continúa con otros ejercicios para generar respuestas corporales: estirar los brazos, rotarlos, girar el cuello, tensar los músculos y, al final, relajarse.

Esta simple gimnasia, ese paso de la tensión a la calma en sesiones mínimas, de seis segundos, tiene un impacto inmediato en el semblante de todos. El estrés comienza a ceder.



Tips

Revisa tus señales, detente y piensa

Otra de las técnicas compartidas por Gutiérrez está asociada a tres imágenes que entrega en una tarjeta: un semáforo, una señal de STOP y El Pensador de Rodín. Aunque al principio cuesta relacionarlas, el coach explica que se trata de símbolos simples para aplicar a diario en situaciones de estrés.

“¿Han visto el medidor de gasolina en los coches? ¿A alguien se le ocurre taparlo? ¿Por qué lo hacemos con la vida? ¿Por qué tapamos nuestros síntomas?”, pregunta Gutiérrez y añade: “El semáforo, el primer dibujo en la tarjeta, representa la importancia de saber leer las señales que nos da el cuerpo”.

La luz verde es el estado ideal, cuando sentimos que todo marcha sobre ruedas. La amarilla es la precaución, ese ligero dolor de cuello que va en aumento, esas baterías que comienzan a fallar y, el rojo, ya lo pueden imaginar, es cuando el estrés se apodera de nosotros y nos muestra su cara más fea: agotamiento, migraña, ansiedad, ira, nerviosismo y, en muchos casos, bloqueo. Ahí es necesario parar.

Stop

La señal de STOP nos obliga a eso: A frenar. Una pausa, así sea de unos minutos, puede hacer una gran diferencia en nuestra rutina. Durante esa pausa debemos tomar consciencia de nuestro estado corporal, de nuestra respiración y de los hábitos que podríamos modificar. Eso nos lleva a la reflexión.

Pensador

El Pensador de Rodín es el tercer símbolo que completa las herramientas de Gutiérrez. Para el experto “pensar es una actividad cerebral no hecha de forma rutinaria. Por eso, cuando hacemos actividades que implican pensar, estamos haciendo un esfuerzo y eso cansa”. También podemos activar el pensamiento para gestionar el estrés. Por ejemplo, cerrar los ojos y pensar en las personas que nos han acompañado en las buenas y en las malas. Un simple recuerdo agradable basta para recuperar la sonrisa.


cinco minutos

Para los que dicen que nunca tienen tiempo para sí mismos, les dejamos estos sencillos consejos que, practicados regularmente, tienen un gran efecto en la regulación del estrés, porque, como dice un proverbio hindú, hasta “la más larga caminata comienza con un paso”.

• Haz una pausa de cinco a diez minutos, cada dos horas.

• Haz un repaso de tu estado muscular.

• Estira los músculos más tensos.

• Practica alguna actividad física.

• Cuéntate un chiste.

•De vez en cuando respira conscientemente.

• Haz una broma (de buen gusto).

• Evita las comidas copiosas.

• Entra y sal de casa con un beso.

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