En invierno se daña la piel
¿La piel sufre con el frío?
Una adecuada protección de la piel frente al frío y los otros factores asociados al invierno evita que se lesione y desencadene patologías de diversa índole y gravedad. La piel es el órgano más grande del cuerpo y está compuesto por un 70 por ciento de agua. Además actúa como una barrera de protección ante cualquier cambio exterior y su función, entre otras, es proteger al resto del organismo de las inclemencias meteorológicas.
Los factores asociados al invierno que afectan de forma negativa a la piel son: el frío, la escasa humedad ambiental, el calor seco de las calefacciones y los cambios bruscos de temperatura.
Con el invierno, la piel es más vulnerable. Se vuelve pálida debido a que los capilares se contraen, la irrigación disminuye y como consecuencia, hay menos oxígeno y nutrientes para las células, lo que retarda el recambio y se acumulan las células muertas, dando un aspecto opaco y grisáceo. Asimismo, la piel pierde agua y hay menor secreción sebácea, lo que se traduce en que esté más seca, arrugada, descamada y fisurada. Si la exposición al frío se mantiene, la piel se vuelve sensible y fácilmente irritable e inflamada.
ENFERMEDADES DE INVIERNO
El invierno puede propiciar la aparición de ciertas enfermedades o empeorar algunas ya existentes. Por ejemplo, un problema muy común de la piel como es la dermatitis atópica empeora considerablemente en invierno. Este problema afecta al 15 por ciento de la población y se da en más de un 90 por ciento de casos en niños. Se caracteriza por una piel seca e inflamada, que suele acompañarse de un picor intenso. Estos síntomas provocan que los niños estén nerviosos y sufran alteraciones del sueño, algo que afecta a su calidad de vida y la de su familia. Por tanto, en estos casos, se insiste en la importancia de no descuidar el cuidado de la piel en invierno y seguir todas las recomendaciones de los especialistas para evitar que las molestias aumenten.
Existe otro tipo de enfermedades cuya aparición está directamente relacionada con el frío intenso: los sabañones (lesiones inflamatorias localizadas en las manos), la Enfermedad de Raynaud (palidez y frialdad en las extremidades) y la urticaria por el frío (abones o ampollas que causan un gran picor).
Para conseguir mantener la piel protegida del frío y de otras inclemencias, basta con seguir algunas recomendaciones básicas:
- Hidratar adecuadamente todo el cuerpo, pero especialmente la cara y las manos, ya que son las partes más expuestas a bajas temperaturas.
- No olvidarse del cuidado de los labios, muy dañados por el frío. Se recomienda usar lubricantes labiales con protección solar y sobre todo evitar humedecerlos con la saliva cuando estén secos, porque aunque en un primer momento aporta una sensación de alivio, después produce una irritación y sequedad aún mayores.
- No abusar de las duchas y baños de agua caliente. Aunque en invierno siempre se agradecen los baños muy calientes, no conviene abusar porque perjudica la epidermis y es malo para la circulación.
- Los pacientes con piel seca, sensible o enfermedades cutáneas que empeoran en invierno deben procurar aumentar la humedad ambiental de la vivienda o lugar de trabajo. Esto se puede conseguir mediante humidificadores o simplemente con la colocación de toallas húmedas en radiadores y focos de calor.
- Se aconseja tener especial cuidado con los cambios de temperatura al entrar y salir de los locales con calefacción.
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