domingo, 26 de agosto de 2012

Las veinte partes inútiles del cuerpo

¿Evolución a medias? El cuerpo humano, tal y como hoy lo conocemos, es fruto de miles de años de evolución. Algunas partes como el apéndice, las muelas del juicio o el cóccix son vestigios de antiguos órganos que la evolución ha desechado



El hombre ha desarrollado capacidades, como la de andar erguido o tener los pulgares oponibles, que le han permitido adaptarse al medio que lo rodea, desechando casi todas las características primitivas que ya no le servían para nada. Sin embargo, algunas de ellas persisten, tal como recoge abc.es que cita el blog “marcianos.com”, donde recopilan veinte vestigios del pasado que resultan inútiles en el cuerpo humano.

¿Qué partes nos sobran?

Algunas de estas inútiles partes son realmente molestas, otras pasan desa-percibidas, pero todas convergen en algo: salen sobrando en nuestro cuerpo.

1. Las muelas del juicio: ya no son necesarias para el tipo de alimentos que se consumen en la actualidad. A menos que alguien acostumbre a mascar hierba de forma regular.

2. Los músculos extrínsecos del pabellón auricular: estos son los músculos que permiten a algunas personas mover sus orejas. No obstante, no tienen ningún otro uso.

3. Órgano vomeronasal (o de Jacobson): un pequeño agujero en cada lado del tabique que se adjunta a los quimiorreceptores no funcionales, su utilidad era detectar feromonas.

4. Costillas del cuello: posiblemente restos de edad de los reptiles, aún aparece en menos del 1 por ciento de la población y a menudo causan problemas en los nervios y las arterias.

5. Tercer párpado: un ancestro común entre las aves y los mamíferos tenía una membrana para proteger el ojo y barrer los residuos del exterior. Los humanos conservan solo un pequeño pliegue en la esquina del ojo.

6. Punto de Darwin (o tubérculo): se trata de una pequeña sección de piel pegada en la parte superior de cada oreja, que podría ser un remanente de una habilidad de centrarnos en los sonidos distantes.

7. Músculo subclavio: este pequeño músculo situado debajo del hombro, que va desde la primera costilla hasta la clavícula, podría ser útil si camináramos en cuatro patas.

8. Músculo palmar: este músculo largo y estrecho recorre el codo hasta la muñeca y ya no existe en el 11 por ciento de los humanos. Debe haber sido muy importante para colgar y trepar.

9. Los pezones masculinos: los conductos lactíferos se forman antes de que la testosterona provoque la diferenciación entre sexos en el feto. Los hombres tienen tejido mamario que puede ser estimulado para producir leche e incluso la lactancia materna.

10. Músculo erector del pelo: conjunto de fibras musculares lisas que permiten a los animales erizar su pelaje para mejorar su capacidad de aislamiento o para intimidar a otros animales. Los humanos conservan esta habilidad (piel de gallina), aunque han perdido la mayor parte de su pelaje.

11. Apéndice: este estrecho tubo muscular unido al intestino grueso, servía como un área especial para digerir la celulosa cuando la dieta de los humanos consistía más de proteínas vegetales que animales.

12. Vello corporal: las cejas evitan que el sudor caiga en los ojos y la barba masculina podría tener un papel en la selección sexual, pero al parecer la mayor parte del pelo no tiene ninguna función.

13. Músculo plantar: este músculo fue útil para otros primates, que lo utilizaban para agarrar objetos con los pies.

14. Decimotercera costilla: nuestros parientes más cercanos, los chimpancés y los gorilas, cuentan con un juego extra de costillas. La mayoría de nosotros tenemos 12, pero el 8 por ciento de los adultos aun tienen un par más.

15. Útero masculino: dentro de la próstata es una glándula reproductiva masculina no desarrollada, recordando el momento sin diferenciación de sexo por el que todo embrión pasa.

16. Los dedos del pie (excepto el pulgar): el ser humano utiliza el dedo gordo del pie para mantener el equilibrio el resto no.

17. Cóccix: nuestros ancestros homínidos perdieron la cola antes de empezar a caminar. Lo que queda es el cóccix, un grupo de tres a cinco vértebras fusionadas en el extremo de la columna vertebral.

18. Senos paranasales: nuestros primeros ancestros podrían haber estado ligados a los receptores de olor, que les aportaban un elevado sentido del olfato que les ayudaba a sobrevivir. 19. Vaso deferente femenino: lo que podría haberse convertido en conductos seminales en los machos, se convierten en paraovarios en las hembras, un grupo de tubos que acaban en vía muerta cerca a los ovarios.

20. Músculo piramidal: más del 20 por ciento de nosotros carecemos de este diminuto músculo triangular similar a un marsupio que se une al hueso púbico. Podría tratarse de una reliquia de la bolsa de los marsupiales.

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