jueves, 6 de noviembre de 2014

Conocido como el peinador de reinas del Carnaval de Santa Cruz, visitó La Paz para un encuentro de belleza de Wella.

¿Cómo nació su pasión por el peinado y la peluquería?

De jovencito yo era garzón en el restaurante de mis padres. Servíamos pato, fuimos pioneros en eso. A mi madre le gustaba estar linda, bien presentable y yo le arreglaba el cabello. Ella fue mi conejillo de indias, era muy coqueta, que en paz descanse. El restaurante estaba en el campo, en La Guardia, y de allí trajinaba al colegio La Salle. Un año antes de salir bachiller, se me chiparon los cables y decidí dedicarme al mundo de la belleza. Fui bastante corajudo al elegir esta profesión y enfrentarme a una sociedad machista muy crítica con que un hombre se dedique a la belleza. No me equivoqué, porque le puse amor a lo que hago. Si alguna persona me critica es porque le hago sombra. Tenía 20 años cuando puse mi primera peluquería en Santa Cruz.

¿Cómo tomaron sus padres la decisión de ser peluquero?

Mi madre fue la culpable, en el buen sentido de la palabra, de que me dedique a esto y desde el cielo me ilumina con su luz. Mi padre tenía terror, me decía cualquier cosa menos peluquero, precisamente por ese tiempo tan cerrado: era muy crítico, pero luego se convirtió en mi fan número uno. Mi padre fue mi tutor, mi asesor y mi mejor amigo. Recuerdo que cuando yo era pequeño, llevaba a mi madrecita a su peluquería y al ver lo que hacían, yo aprendía. Ha sido una inversión de energía y dinero este sueño, pero gracias a mi peine he podido conocer el mundo. Nací con vela.

¿Cómo le ayudó su carrera a conocer el mundo femenino?

Qué haría Pipo sin las mujeres. Mis mujeres, que son mi fuente de inspiración... de nada valdría Pipo si no pudiera plasmar sus ideas y creaciones en peinados. Me siento muy agradecido con las señoras que peino que me traen a sus madres, hijas o nietas. Adoro a las señoras de la tercera edad en especial, porque con ellas he empezado mi carrera. Tengo que agradecerles, son ellas las que hacen que no me falte el pan de cada día.

¿Qué significa ser el peinador oficial de las reinas del Carnaval?

Si hablamos de reinados, son muchos. He creado la serenata a Santa Cruz, que la hago cada 23 de septiembre. Este año he coronado a la reina de Carnaval número 33 en el parque Arenal. Además tengo 29 reinas de antaño, 40 infantiles, reinas de la caña, del arroz, entre otras; todas peinadas por mí.

Este año he hecho la coronación en el asilo de ancianos. Son las mujeres las que me inspiran. Me siento bendecido de tener un país tan rico y con tanta belleza en sus diferentes formas.

¿Cuál es la tendencia de peinados para este año?

La moda está loca esta temporada. Está de moda la rubia, la cobriza, la castaña y la más platinada. Un desafío de los profesionales de la belleza es estar actualizados en el tema y viajar para ver qué tendencias hay. Yo viajo a Brasil, Nueva York y al país que inviten para convenciones o expobellezas. Viajo mucho gracias a Dios. A mí me gusta compartir el conocimiento recibido con mis pupilos; han pasado muchos por mi peluquería que ahora tienen su propio salón de belleza porque han tenido el coraje de hacerlo y ahora son mis colegas. Son estilistas muy reconocidos.

¿Qué diferencias tiene el peinado de quinceañeras, bodas o reinas?

Cada uno es diferente. Primero tengo que conocer a la modelo, a la quinceañera o novia. Luego debo preguntar qué tipo de vestido va a usar, qué tipo de fiesta va a tener, a qué hora será, en qué lugar. Soy muy preguntón y eso gusta. Mis clientas tienen el dicho: ‘Esta viene de donde Pipo porque ese moño está bien ‘sobado’’ (risas). Mis moños destacan porque comencé en tiempos de Elizabeth Taylor, Jacqueline Kennedy y Brigitte Bardot, cuando los peinados eran más trabajados. El secreto es que los peinados deben estar bien batidos y chipados (apretados). Tengo colegas que me critican, que dicen: ‘Pipo solo hace tortas’ y yo digo ‘déjenme’. No me equivoqué, y si volvería a nacer, haría lo mismo.

50 años de carrera

Pipo Galarza tiene 60 años, nació en Santa Cruz y calcula que se dedica hace 50 años al mundo de la belleza, pues desde los 10 años que peinaba a su madre.

Atendió hasta ahora a 33 reinas del Carnaval cruceño, lo que le dio el apodo del ‘Peinador de reinas’.

Se trata de una persona que es muy creyente y atribuye todos sus logros a Dios.

También se ha dedicado a la formación de nuevos talentos porque cree que “lo que se recibe se debe compartir”. Por eso hizo de su salón de belleza una escuela por donde pasaron peinadores reconocidos en Santa Cruz. Su trabajo lo ha llevado a varias capitales de Sudamérica, Norteamérica y Europa.

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