Es común escuchar decir a las personas que no tienen una buena memoria y más frecuentes es no recordar donde dejamos las cosas o lo que tenemos que hacer. A quién no le pasa, olvidarse la llave, los lentes, su libro o alguna cita. El estrés y la angustia pueden ser los factores que causan esta situación dice el psiquiatra Nils Noya Tapia. La memoria es una función del cerebro y a la vez un fenómeno de la mente que permite al organismo codificar, almacenar y recuperar información. "Surge como resultado de las conexiones entre las neuronas a través de lo que se llama sinapsis o sea la conexión de neurona a neurona", explica el profesional.
Un proceso de toda la vida. En la memoria participan todos los sentidos, para acordarnos de la cara de alguien, de algún lugar que conocimos o de una lectura que hicimos, de olores, sabores, melodías, texturas. Todo eso, está almacenado en nuestra corteza cerebral y es un proceso que dura toda la vida y puede ser consciente como en el caso del estudio o lectura o puede ser inconsciente cuando añadimos a nuestra memoria aspectos de orientación de tiempo, espacio y persona, puntualiza Noya.
Olvidar detalles. Sin embargo, el psiquiatra enfatiza que en todo este proceso constante de archivo de estímulos, "muchas veces nos olvidamos de un cumpleaños, de una cita, de un compromiso previo y eso nos altera la vida porque empezamos a pensar que estamos perdiendo la memoria y eso asusta". Hay varios factores emocionales que entran en juego y los psicoanalistas piensan que cuando uno olvida algo es porque lo está rechazando y que en realidad “quiere olvidarse”, manifiesta.
Según estudios recientes los procesos de olvido se deben a los constantes elementos de estrés que se vive día a día. El cansancio de trabajo en la oficina, las continuas peleas con el cónyuge, los problemas económicos y sociales del entorno. Así también un estado de depresión, "influyen con estos olvidos", dice Noya.
¿Qué hacer?. Analizar nuestra conducta y ver la influencia del estrés. No ahogarnos en un vaso de agua, y ver con tranquilidad, si es posible, las causas de esos olvidos. Aprender a distraernos con ejercicio, escuchar música suave, reunirnos con personas a quienes apreciamos o dedicarnos a aprender un instrumento o a cualquier otro elemento que distraiga nuestro cansancio y estrés, asevera el psiquiatra.
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