Así que si quieres una piel de terciopelo, la hidratación es lo que prima porque restaura la elasticidad del estrato córneo, además de reforzarla y mejorar su aspecto. Sin mencionar que una piel nutrida exhibe un aspecto más joven y sano.
Y los especialistas concuerdan: la hidratación es la clave de la belleza y una piel deshidratada es incapaz de luchar contra el paso del tiempo.
“La hidratación cutánea tiene como objeto restaurar el contenido hídrico de la piel mediante el aporte de lociones, cremas o pomadas que contienen sustancias capaces de captar el agua del ambiente exterior y retenerla en la epidermis o de evitar la evaporación del agua que normalmente contiene la piel”, explica el dermatólogo Onofre Sanmartín Jiménez, miembro de la Academia Española de Dermatología.
La capa córnea es la estructura esencial para conservar el agua en la piel. Esta capa está formada por unos 20 estratos de células epidérmicas, que forman una barrera cutánea que impide la deshidratación del organismo y la entrada de sustancias exteriores en la piel.
“En situaciones normales, debe contener entre un 10 y un 15 por ciento de agua y cuando esta concentración disminuye, aparece la sequedad cutánea”, dice este dermatólogo, quien advierte “que la piel seca es más frágil, áspera y está expuesta a enfermedades cutáneas como eccemas o infecciones, además de hacer más visible las arrugas”.
La piel tiene un mecanismo natural con el que se hidrata, un sistema formado por un conjunto de moléculas hidrosolubles que están presentes en el estrato córneo y en la superficie libre de la piel.
“Estas sustancias se forman fundamentalmente a partir de la llamada filagrina, una proteína esencial en la formación adecuada de la queratina de la epidermis que permite que los filamentos de queratina se adhieran unos a otros, dando una estructura compacta”, explica el doctor.
Así que el cuidado básico de la piel es la hidratación, “por eso lo más importante de un cosmético es que sea hidratante”, señala el miembro de la Academia Española de Dermatología.
La hidratación restaura la elasticidad del estrato córneo, con lo que la piel aparece más firme, fuerte y con un aspecto suave, además de sano y rejuvenecido.
¿Seca o deshidratada?
No confundas una piel seca con una deshidratada. La piel seca es la que carece de lípidos, suele ser fina y sufre sequedad crónica. La piel deshidratada, por el contrario, puede ser grasa, pero carece de agua, no retiene la humedad y se identifica por la falta de elasticidad y la pérdida de luminosidad.
La deshidratación nos pasa a todas, al menos una vez en la vida. La pregunta es, ¿cómo se mide la hidratación? Se puede hablar de una piel deshidratada con unos niveles de agua menores al 60 por ciento.
Debes tener cuidado, pues las arrugas de deshidratación son una realidad, aunque reversibles y depende de nosotras que desaparezcan o no. Por lo que es esencial hidratar tu piel.
Cuestión de actitud
Hidratar la piel es fácil: sólo debes aplicar crema para que las células se la beban y apaguen su sed. Lo difícil es mantener la hidratación en el interior de las células. Y ahí es donde radica la clave de una buena crema hidratante.
Desde ceramidas y glicerina a vitaminas del grupo B y el nuevo “ingrediente estrella”, el ácido hialurónico, que hidrata los tejidos y capta las moléculas de agua… Todas hemos oído hablar de los ingredientes ‘top’ a la hora de hidratar la piel, pues ellos son los que retienen la humedad.
Sin embargo, la investigación actual hoy se mueve hacia la “hidratación activa”, que trabaja sobre la vehiculización de los activos y la estimulación de nuestros propios mecanismos de hidratación.
En este contexto, las acuaporinas revolucionaron el universo de la hidratación y los cosméticos que las usaron se convirtieron en los “mejor vendidos” de la temporada. Las acuaporinas son una especia de “tuberías de la epidermis” que forman una micro red que favorece la circulación del agua de una célula a otra garantizando una hidratación continua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario