domingo, 10 de junio de 2012

El estrés, la menopausia, la falta de sueño o alguna enfermedad también puede contribuir a que usted suba algunos kilitos demás.

Sabía usted que las comidas no son las únicas causantes de esos kilitos extras que gana en su cuerpo? Según explican los expertos, el estrés, dormir mal, enfermedades y hasta la menopausia también son culpables.

A su vez, los expertos recomiendan antes de someterse a dietas y ejercicios excesivos conocer las causas del aumento de peso y consultar a un médico endocrinólogo o una nutricionista para el tratamiento adecuado.

Cuando la cama es su enemiga. Un estudio del Instituto Francés para la Nutrición (IFN) revela que dormir poco influye directamente en el aumento de peso. Según explica el endocrinólogo Renato Moreno, cuando se duerme mal o se alteran las horas de sueño se produce un aumento de peso a través de dos mecanismos. "Se reduce la producción de una hormona llamada leptina, la cual estimula el centro de saciedad. A su vez, aumenta los niveles de otra hormona llamada grelina, la cual estimula el apetito. Estos mecanismos de acción se asocian a un mayor consumo de hidratos de carbono y, por lo tanto, mayor acumulación de grasa corporal", dice Moreno.

La llegada de la menopausia. El período de la menopausia corresponde a una fase de la vida en la que las mujeres tienen la tendencia de aumentar de peso aproximadamente entre 3 y 5 kilos. Según destaca el ginecólogo Roberto Arce, el cambio hormonal que se produce en esta etapa de la vida hace que aumente el tejido adiposo, dando como resultado un aumento del peso corporal que incluso puede llevar a la obesidad. Por todo ello, debe saber cómo nutrirse con aquellos alimentos que realmente su organismo "le pide" en esta etapa.

Infaltable estrés. La producción de cortisol, denominada con justa razón "la hormona del estrés", se eleva cuando el organismo está sometido a una situación de estrés crónico, interno o externo. Esto provoca una reducción del metabolismo, repercutiendo en el aumento de peso. Moreno explica que, a su vez, el cortisol provoca el aumento de insulina y la elevación de estos niveles desencadena en un aumento del apetito, especialmente por consumir dulces y carbohidratos (harinas).

Es importante saber cómo manejar el estrés y conocer la forma en que las emociones estimulan su deseo de comer, para desarrollar estrategias que le ayuden a alimentarse mejor y evitar ganar esos kilos que tanto daño pueden ocasionarle.

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