El estrés es, en realidad, un verdadero rompecabezas que necesita de las distintas disciplinas para encontrar sus causas y encarar las estrategias para el afrontamiento del mismo.
El estrés afecta el sistema inmunológico y quedamos indefensos, y así más propensos a contraer diferentes patologías.
En el ser humano muchas enfermedades pueden producirse por estrés, entre ellas las cardíacas, la hipertensión arterial, las úlceras, las gastritis, las enfermedades autoinmunes, etc.
Las causas del estrés son variables: pérdidas situaciones laborales, conflictos familiares, cambio de ambiente, problemas de adaptación, entre otras.
Muchas patologías psiquiátricas surgen de los estados de estrés combinados con los intentos del individuo para lograr una adaptación. La sobreadaptación genera estrés.
También podemos considerar al estrés como un mecanismo de alerta ante los peligros que pueden acecharnos, y nos prepara para defendernos.
Cada ser humano tiene un parámetro diferente, de tal manera que las situaciones que para algunos pueden ser perjudiciales, para otros son beneficiosas. Todo depende de la predisposición que tenga cada uno para tolerarlas.
Es aconsejable evitar, en la medida de lo posible, las situaciones estresantes y, de no ser así, buscar la mejor manera de transitarlas quitándoles todo el peso de lo catastrófico e irremediable.
NUESTRA CALIDAD DE VIDA DEPENDE DEL BUEN MANEJO DE LAS SITUACIONES ESTRESANTES.
Recuerda que darte cuenta de que estás bajo estrés es el primer paso para empezar a resolver el problema. Hazte las siguientes preguntas: ¿Me siento cansado(a) todo el tiempo y tengo problemas para dormir? ¿Me cuesta trabajo relajarme? ¿Se me olvidan las cosas todo el tiempo? ¿Me siento frecuentemente enojado(a) y cansado(a) al final del día? ¿Me siento presionado(a) siempre? ¿Discuto todo el tiempo, aún por cosas sin importancia? ¿Nunca encuentro tiempo para mí mismo(a)? ¿Soy impaciente y pienso que los demás siempre están equivocados?
Y ahora que has reconocido que estás estresado, qué puedes hacer? Hay un número de estrategias a corto y largo plazo que puedes adoptar, incluyendo el cambiar tu estilo de vida y retirarte de situaciones estresantes, pero un alivo inmediato para el estrés es: DETENTE Y RESPIRA. Respirar profundamente desacelera tu corazón y reduce la ansiedad. Suena fácil, ¿no? Con ésto bajarás de inmediato tus niveles de estrés y tu presión sanguínea en sólo unos segundos. Ya que nuestra primera reacción al estrés es física, nuestro cuerpo genera substancias químicas, nuestro latido del corazón y nuestra respiración se hacen más rápidas, los músculos se tensan para prepararnos para la lucha o huída, tu primera línea de defensa contra el estrés es convencer a tu cuerpo de que se relaje. Responder a los efectos físicos inmediatos del estrés puede ayudar a disminuir sus efectos a largo plazo.
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