Una de las principales preocupaciones masculinas es el tamaño del pene. Por ello, una gran cantidad de productos milagrosos se anuncian en la prensa e internet prometiendo más longitud y grosor. ¿Es esto realmente posible?
Para el urólogo Alejandro Rojas Merchant, no existen métodos garantizados no invasivos que sirvan efectivamente para el crecimiento del miembro viril. “Muchos de estos productos, lo que hacen es combatir la impotencia o mantener la erección, donde el supuesto crecimiento del pene es aparente, es una sensación”, agrega.
Existen sólo dos intervenciones quirúrgicas de utilidad en estos casos: una para alargar el pene y otra para engrosarlo. La primera consiste en sacar hacia afuera la parte del miembro que está dentro del cuerpo, por lo que no es visible. Esto se logra cortando una parte del ligamento suspensorio, jalando el pene hacia afuera y haciendo que el tamaño de un pene flácido aumente hasta un máximo de cinco centímetros y acreciente su longitud en estado de erección hasta en dos centímetros. “Se trata de una operación de bastante cuidado y recomendable sólo para personas con un micropene (de menos de siete centímetros), pues en esos casos dos centímetros sí pueden hacer una importante diferencia”, señala Rojas.
La segunda intervención es para engrosar el pene. Se toma grasa subcutánea del propio sujeto y se deposita entre la piel y las estructuras del pene. Sin embargo, en una erección, este material suele distribuirse a lo largo del miembro, por lo que el cambio es apenas perceptible.
Ante estas opciones quirúrgicas, la teoría de la tracción tiene varios seguidores, con el uso de una serie de aparatos médicos que todavía no han sido 100 por ciento comprobados.
El concepto es usar acción continua y leve sobre el pene, para que de a poco se vayan quebrando las células del cuerpo esponjoso y así den origen a células nuevas. Como base de esta teoría, quienes recomiendan estos productos recurren a las experiencias de comunidades con mujeres que se alargan el cuello con argollas y hombres que tienen penes largos gracias a pesos que cargan durante la juventud.
Esta técnica implica la utilización de un aparato elongador y de ejercicios constantes, con resultados a largo plazo. Según el portal elmundo.es, los resultados pueden ser visibles desde una semana hasta un mes después. La clave es la perseverancia.
También está el bombeo peneano, en el que se utilizan dispositivos que crean un vacío para hacer que ingrese más sangre al pene. Este método, sin embargo, resulta útil más en casos de impotencia, que como verdaderos alargadores del pene.
Cremas y pastillas
Si bien existen pastillas para combatir la disfunción eréctil y cremas para prolongar una erección, no está comprobado que estos productos hagan crecer el pene. Antes de usar cualquiera de ellos, consulta con un especialista médico.
Ejercicios
Los ejercicios de Kegel trabajan los músculos pubococcigeos para erecciones más fuertes, ya que se aumenta la cantidad de sangre bombeada en el pene. El método Jelquing consiste en ejercitar el miembro semierrecto en varias direcciones. La eficacia de estas técnicas no se comprobó.
Adelgazar
Si hay inseguridad ante el tamaño del miembro, el galeno recomienda perder peso. “Es lo más efectivo, pues se retrae el abdomen y la disminución de volumen hace que el pene se vea más grande”.
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