Para saber cuándo hay que realizar el transplante, basta mirar los agujeros que hay debajo de la maceta. Si se aprecia que las raíces de la planta salen al exterior, es el momento de cambiar el recipiente. Es importante que el orificio de drenaje esté libre, para ello, el nuevo tiesto debe tener un diámetro mayor que el anterior. Con un máximo de cuatro centímetros suele ser suficiente.
PREPARAR EL TERRENO. La operación de transplante debe ser muy cuidadosa con la planta. En el fondo del nuevo recipiente hay que formar una capa drenante que ayude a dar salida al exceso de agua. Sobre esta capa, se coloca una base de sustrato (mantillo) para favorecer el desarrollo de los vegetales y una vez preparada la nueva maceta viene el siguiente paso.
CUIDADOS AL SACAR. Para sacar la planta del anterior recipiente se vuelca con cuidado y se extrae sin forzarla ni tirar del tallo. Si la planta se resiste, se puede golpear las paredes de la maceta o emplear un cuchillo para separar la tierra del tiesto. Una opción más drástica consiste en romper el recipiente.
EL PASO EN SÍ. Antes de realizar el transplante, hay que asegurarse de que las raíces no están enredadas. Conviene retirar la tierra sobrante del cepellón (tierra adherida a las raíces) para que no entorpezca su desarrollo. A continuación, se coloca la planta en la nueva maceta, se añade sustrato hasta cubrir la parte superior del cepellón y se aplasta la tierra con las manos.
CUIDAR LA TIERRA
Aumente la dosis de riego durante las dos semanas posteriores al transplante. Asegure la humedad del sustrato, siempre que se evite el encharcamiento.
IMPORTANTE
Finalizado el transplante, si la tierra se encuentra húmeda, no es necesario regar la planta. Sí conviene situarla en un lugar protegido por varios días.
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