Erlice de Oliveira tiene dos hijos, un empleo, un viaje largo a su sitio de trabajo y poco tiempo para la engorrosa tarea diaria de alisar sus rizos enmarañados.
Había oído hablar de un tratamiento para alisar el cabello, conocido como "Keratina Brasileña", que funcionaba muy bien, pero empleaba algunas sustancias peligrosas. Todas sus amigas hablaban de él y figuras de Hollywood publicitaban el tratamiento. Decidió probar.
"Siempre parece que acabo de salir de la peluquería", comentó la secretaria. "Vivo a mil por hora, no puedo ir a la peluquería todo el tiempo. Esta es una solución sencilla y práctica", agregó.
El tratamiento de alisado del cabello surgió en 2005 en Brasil, donde una combinación de mucha humedad y una mezcla de razas hace que abunden las mujeres con cabellos enrulados. Pronto se popularizó en Europa y Estados Unidos.
Dependiendo de las marcas, el tratamiento incluye distintos niveles de formol (formaldehído), que las autoridades de salud estadounidenses consideran un probable carcinógeno. Según denuncias, hace toser a algunos estilistas y pone rojos los ojos de las clientas.
La alarma no tardó en sonar. Las autoridades canadienses advirtieron sobre los potenciales peligros; en Francia se suspendió la venta de marcas con elevados niveles de formol; las autoridades de salubridad del estado de Oregón, en Estados Unidos, analizaron 100 muestras y comprobaron que muchas que dicen no contener formol tenían más que el 0,1% permitido en el país.
Controles posteriores en peluquerías de Oregón indicaron que los niveles de formol estaban por debajo del límite tolerado, pero Michael Wood, director de la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional del estado, dijo en un comunicado que "está claro que los niveles son lo suficientemente altos como para generar inquietud".
La firma de Los Angeles que maneja las relaciones públicas del "Brazilian Blowout" -el nombre que se le da al tratamiento en Estados Unidos- no respondió llamadas para hablar del tema.
Las autoridades de salubridad estadounidense siguen investigando si el producto puede resultar tóxico y el procurador general de California demandó a Brazilian Blowout aduciendo que contiene niveles de formol superiores a los que reporta.
Otra demanda dice que la empresa hace afirmaciones falsas en su publicidad.
"Nuestra clienta radicó una demanda porque pensó que ella y otros consumidores son engañados por la afirmación de que el tratamiento es natural y no contiene formol ni otros químicos fuertes", expresó el abogado de San Francisco Daniel Girard.
Luego de pasar horas recibiendo los productos, secándose el cabello y alisándolo a 230 grados Celsius -lo que produce nubes de humo con olor acre que irritan los ojos- Oliveira se va satisfecha y habla bellezas del tratamiento con sus amigas.
El tratamiento obra milagros con las mujeres de cabello enrulado, crespo o difícil de manejar. Y es muy tentador para quienes llevan años luchando sin éxito con sprays, cremas y otros productos. Una sola sesión y tienen un cabello liso por meses.
Debido a las preocupaciones sobre si son tóxicos o no, algunas peluquerías exclusivas de Ipanema desisten de usar productos con formol, lo mismo que varios salones de California.
Jussara Fernandes dice que no quiere saber nada de productos con formol en su peluquería de Ipanema. Asegura que en sus 14 años en la profesión vio muchos casos horrendos en los que a las mujeres se les producen claros en la cabeza o úlceras por usar ese producto.
"Estoy totalmente opuesta a su uso", declaró. "Tengo clientas de años y me preocupo por su salud y por la salud de mis empleadas", añadió.
Abundan las mujeres, no obstante, que están encantadas con el tratamiento.
"Tiene un olor muy fuerte. No puedes llevar a tus hijos y debes encender un ventilador", dijo Oliveira, quien trabaja en una agencia de bienes raíces. Pero acota que son inconvenientes menores, comparado con los beneficios.
Xavier Guerin, socio de la peluquería Point de Vue de West Hollywood, California, dice que su salón ofrece el tratamiento pero toma algunas precauciones. No realiza muchos tratamientos en un mismo día y mantiene el salón bien ventilado.
"En nuestra sociedad la gente no tiene tiempo y debe verse cada vez más perfecta", manifestó. "Mi experiencia es que la mayoría de nuestros clientes está dispuesta a pagar el precio", agregó.
Los peluqueros brasileños también procuran evitar abusos y cuidar la salud de los empleados que tienen que lidiar con esos productos todos los días.
"Hay mujeres que no pueden vivir sin formol hoy en día", comentó Tania Machado, quien lleva 13 años trabajando como peluquera en Río. "Estaban esclavizadas a la peluquería, venían todas las semanas. Para ellas, esto es un regalo de Dios. Para nosotras, que lo hacemos todos los días, no es tan bueno", añadió.
En su peluquería también tratan de no programar demasiados tratamientos en un día y de mantener una buena ventilación.
Las autoridades brasileñas regularon en 2009 el uso de formol y el químico ya no se emplea en las cantidades en que se empleaba antes, pero los nuevos productos no alisan el cabello tan bien ni duran tanto y hay quienes añoran los viejos tiempos.
"Estos productos nuevos no funcionan tan bien. Hay que hacerlo dos, tres, cuatro veces para que se empiece a sentir la diferencia", expresó Ana Paula Santana, peluquera de Río. "Si le vas a cobrar a alguien 120 dólares, más vale que el tratamiento funcione", agregó.
Una de las razones por las que hay tanta demanda del tratamiento para alisar el cabello es que "en Brasil hay una cultura racista", según Eliza Larkin Nascimento, autora de libros sobre temas raciales y directora de IPEAFRO, un instituto abocado al estudio de la cultura afro-brasileña.
Hasta hace poco, los avisos de trabajos pedían personas "de buena apariencia", que era una forma de decir blancas, indicó la profesional.
"Una de las expresiones del racismo es un patrón de belleza que valora lo europeo. El cabello enrulado no era considerado profesional o atractivo. El cabello es un gran símbolo", afirmó.
Las cosas, sin embargo, están cambiando y ahora hay una cadena de 11 peluquerías especializadas en mujeres que quieren cabellos con rulos, que apenas dan abasto con la demanda.
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