Existen varios tipos de yoga que se adaptan a las necesidades de cada persona, así como a cada una de las etapas de nuestra vida.
Al tratarse de una actividad física no agresiva, es de las pocas que la mujer puede practicar durante el embarazo y el postparto (respetando el periodo de puerperio). Pero además, esta actividad también la pueden realizar los bebés a partir del mes de vida y seguir practicándola durante la infancia, ya que son muchos los beneficios que aporta a los más pequeños y desde edades muy tempranas.
¿Has pensado alguna vez volver a practicar yoga después del embarazo? Ahora es tu oportunidad pero, te proponemos una vuelta muy especial... Te mostramos los beneficios de practicar esta actividad acompañada de... ¡tu hijo!
Muchas madres que han empezado a practicar el yoga durante el embarazo tienen ganas de seguir con la actividad después del parto. Pero el día a día de las mamás no les permite dedicarse mucho tiempo a ellas mismas, ya que el recién nacido reclama toda su atención. En este sentido, practicar yoga para mamás con bebés da la posibilidad a la mujer de experimentar y disfrutar de esta actividad junto a su pequeño, así como de poder responder a sus necesidades en cualquier momento que pueda surgir durante la clase.
Se trata de una práctica suave de yoga centrada en el aspecto físico y emocional, que permite incorporar al bebé en algunos ejercicios. Si el parto ha sido vaginal, la mujer puede empezar a practicarlo pasadas entre 4 y 6 semanas. Si se trata de una cesárea, se recomienda esperar entre 8 y 10 semanas.
En estas clases se realizan varios ejercicios enfocados en la recuperación del cuerpo tras el parto.
El trabajo está centrado en la respiración, los estiramientos, las hazañas de yoga, el trabajo del suelo pélvico, la gimnasia abdominal hipopresiva y la relajación.
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