El tejido adiposo es un órgano que en la actualidad está relacionado con patologías de tipo metabólico, por su exceso en el organismo y también por las hormonas que sintetiza.
A medida que la prevalencia del sobrepeso y la obesidad aumentan, también lo hacen las enfermedades asociadas, por lo que se demuestra la importancia del tejido graso en nuestro organismo.
Se ha concluido que la combinación de un consumo excesivo de alimentos y el estilo de vida sedentaria son la principal causa de la rápida aceleración de la obesidad en el mundo, en el último cuarto del siglo XX y la primera década del siglo XXI.
A pesar de la amplia disponibilidad información nutricional en escuelas, revistas, periódicos, radios, televisión, consultorios, Internet, tiendas de comestibles, etc. es evidente que el exceso en el consumo continúa siendo un problema sustancial. Por ejemplo, el consumo de la comida rápida densa en energía, se ha triplicado, y el consumo de calorías se ha cuadruplicado en el mismo periodo.
Los mecanismos identificados en el desarrollo y mantenimiento de la obesidad, están relacionadas con ciertas hormonas, al tejido adiposo se lo consideraba solo como un reservorio de grasa en forma de triglicéridos, pero este concepto cambio desde 1987, y se le añadió otra función, como productora de esteroides sexuales y en 1994 se identificó una hormona producida en este tejido la leptina.
Desde ese descubrimiento, muchas otras hormonas sintetizadas en el tejido adiposo (adiponectina, adipsina, visfatina, omentina, apelina resistina, etc., y muchos otros mecanismos hormonales que participan en la regulación del apetito, el consumo de alimentos, patrones de almacenamiento en el tejido adiposo y en el desarrollo de resistencia a la insulina, han sido explicados.
El tejido adiposo además de su función como principal deposito de grasa corporal, tiene una diversidad de funciones endocrinas y metabólicas que son reguladas por la insulina y las llamadas hormonas contra reguladoras, y por una gran variedad de moléculas, que se producen en el mismo tejido adiposo. La obesidad es el resultado de un aumento de la masa grasa, con un aumento del tamaño y número de adipocitos que se caracteriza también por un aumento en la expresión genética de citocinas, hormonas, factores de crecimiento y otras moléculas.
Esos cambios en la función endocrina del tejido adiposo, promueven alteraciones locales y sistémicas que conducen a las enfermedades asociadas a la obesidad.
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