Tus manos hablan de ti, así que decide qué quieres que digan y una forma de reflejar lo mejor es luciendo unas uñas bien cuidadas, aunque no solamente se trata de cortarlas y darles forma, ya que la elección del color adecuado según tu tono de piel puede ayudarte a brillar más de lo que te imaginas.
BUSCANDO EL COLOR. Es importante saber que el tono de la piel refleja de manera diferente cada matiz: los colores naturales son aconsejables para todo tipo de pieles; el marfil, beige, tostado suave, o el rosa palo, pueden ir bien en cualquier mujer.
Las pieles más claras: van con esmalte ligeramente oscuros, como los tonos rosados y fucsias, rojos, y otros colores opacos como el ciruela o el vino que remarcarán lo sofisticado de la piel blanca.
Si tienes un tono de piel amarillo, no debes jamás usar colores beiges, o que se asemejen a tu piel, sino colores rosas.
Si eres de piel morena, deberás de dar un poco más de vida a tus manos, con colores un poco más alegres para llamar la atención sobre un ligero contraste. Puedes probar con casi toda la gama de rosas, así como marrones, nacarados, dorados o anaranjados.
LA FORMA Y EL TAMAÑO. Si comparas tus uñas con las de tus amigas te darás cuenta que una manicure obtenida en el mismo salón de belleza luce diferente. Existen recomendaciones para determinar la mejor forma de limar tus uñas basadas en la forma de la cama de tus uñas tales como: cortas y anchas, quedan bien las uñas cuadradas con bordes redondeados, mientras que para largas y grandes, las uñas cuadradas con bordes redondeados en los extremos son las más indicadas.
Para las angostas y ovaladas, van las uñas cuadradas con bordes cuadrados. En las ovalada, quedan bien las uñas redondeadas y si son curvadas y tienen diferentes formas, lo mejor sería unas uñas cuadradas.
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