jueves, 15 de enero de 2015

MITOS DE BELLEZA DE VERANO

El protector solar hay que reaplicarlo tras cada baño (aunque sea resistente al agua). El agua siempre resta efectividad a los productos solares. Además, por la sal (si estás en la playa) o el cloro tocamos más el rostro y arrastramos esos productos.

La clave está en volver a aplicarlo tras cada baño si quieres estar cien por cien protegida, sobre todo cuando se trata de baños de más de 20 minutos. Si solo es un chapuzón y el producto es waterproof el escudo de protección solar resistirá.

Las gotas de agua sobre nuestra piel generan efecto lupa y, por tanto, un riesgo mayor de quemaduras solares. Está comprobado que el agua aumenta, al menos, un 10% los rayos absorbidos por la piel. Así que seca la piel primero con una toalla tras cada baño y reaplica la crema solar después. Es muy importante para igualar después el tono del bronceado.

Las gafas del sol de espejo reflejan aún más la luz en las mejillas. Los rayos UVA, responsables del bronceado pero también del fotoenvejecimiento, son capaces de atravesar las nubes, el agua y los cristales de nuestras gafas. Usa inexcusablemente protector solar tanto en el contorno de ojos como en las mejillas aunque estas dos zonas del rostro queden cubiertas por las gafas de sol.

La sal del mar y el cloro de la piscina deshidratan la piel en exceso. El agua puede resecar mucho la piel cuando nos secamos al aire. Para evitar sequedad limpia la piel tras los baños con agua micelar y aplica na buena crema hidratante.

El uso de aftersun después de la exposición solar alarga el bronceado. Este producto recupera el daño celular causado por el sol, evita que tu piel se pele y hace que el moreno dure mucho más. Es un producto importantísimo ya que hace que la piel se regenere con mayor calidad y algunos, incluso, combaten los radicales libres. Aplica el aftersun después de la ducha para hidratar la piel, tanto después de la exposición solar como durante las semanas posteriores a las vacaciones.

El sol seca los granitos en la piel y mejora el estado de las pieles acnéicas. Este tipo de pieles mejoran mucho en los meses en los que reciben el sol, pero cuando termina el verano se produce un efecto rebote. Y es que el sol seca los granitos, pero el calor activa las glándula sebáceas y por eso se produce el efecto rebote. Tras las vacaciones, expertos aconsejan realizarse una buena limpieza facial en salón para oxigenar y eliminar las células muertas y evitar así ese efecto rebote post solar. Y durante la exposición es imprescindible usar una protección elevada ya que esos granitos pueden transformarse en pequeñas manchas en la piel.

Exfoliarse la piel antes de tomar el sol la enrojece e irrita. La exfoliación puede irritar la piel. Además, durante el verano, se deben evitar los exfoliantes con ácidos. Si la exfoliación es suave puede hacerse la noche anterior, pero si es más fuerte hay que esperar más tiempo, por lo menos 24 horas (si no corres el riesgo de mancharte).

Depilarse el labio superior antes de la exposición solar favorece la aparición de manchas. La radiación ultravioleta es uno de los estímulos que potencian la fabricación de melanocitos. Al depilarnos la piel se descama y no es conveniente exponerla al sol inmediatamente. Espera 48 horas y utiliza un buen stick protector en esta zona.

La protección solar tópica hay que completarla con protección por vía oral. Está demostrado que las vitaminas o tomar oligoelementos esenciales como cobre y colágeno activo, otorga a la piel todos los nutrientes necesarios para evitar su resecamiento y envejecimiento, provocado por los rayos del sol. Además, nos proporcionan un tono bronceado más bonito.

Algunos expertos aconsejan tomar complementos alimenticios específicos durante las semanas previas a la exposición solar y durante ella e incrementar el consumo de alimentos con alto contenido en carotenos como la zanahoria, el tomate y la calabaza, ya que aumentan los niveles de melanina. Pero ten cuidado, si te pasas las palmas de tus manos se volverán naranjas.

Durante el verano ciertos colores de esmaltes de uñas amarillean y se estropean más una vez hecha la manicura. Los colores naturales como el brillo, porcelana o nude suelen deteriorarse y acaban teniendo un tono amarillento o malva, según el matiz del esmalte que sea. Todo esto es causa del cloro de la piscina, bronceadores para la piel e, incluso, por la acción de productos que nos ayudan a iluminar nuestras piernas en verano. En verano, opta por tonos más intensos como el coral, los rosas y rojos, siempre protegiéndolos con un brillo de uñas para que el color permanezca intacto durante más tiempo.

El cloro de la piscina hace verdear los cabellos rubios. El cloro puede oxidar el cobre que tenemos sobre el cabello. Este cobre proviene del agua con la que lo lavamos (por las tuberías). Al oxidarse el cobre, se vuelve verde, color especialmente visible en el pelo rubio. Además, el cloro oxida la superficie del cabello, dejándolo áspero y más propenso a sufrir daños en el cepillado y el peinado. La clave está en proteger el cabello con un buen acondicionador o mascarilla de manera que se cree una película protectora alrededor del pelo.

Desenredar el cabello después de cada baño en la piscina no es conveniente. Cuando el cabello está mojado está en su estado más débil. Si a esto añadimos el sol, el cloro y la sal, sin duda, está especialmente sensible. Hazte una trenza por la mañana antes de bajar a la piscina y no la deshagas hasta llegar a casa.

Así evitarás castigar el cabello con varias desenredadas. Además, procura recogerla con una goma de pelo cubierta de tela para minimizar los daños en el cabello.

Para tomar el sol es mejor evitar los peinados con raya, ya que los rayos solares también afectan a nuestro cuero cabelludo. Nuestro pelo es la mejor protección para nuestro cuero cabelludo. Por eso a la hora de ir a la piscina es preferible que el cabello siempre quede hacia atrás (sin raya al medio o a un lado). Protege el cabello y el cuero cabelludo con pañuelos, turbantes o sombreros.

El único tratamiento para sanear las puntas después del verano es cortarlas. Depende de en qué estado estén las puntas. Si sólo están deshidratadas y no están dañadas de manera irreversible, no hace falta cortarlas. Sin embargo, no hay manera de reparar las puntas abiertas.

La única solución para sanearlas es cortarlas. /

QUICKIE

La mayoría de los perfumes contienen alcohol y al interactuar con los rayos UV provocan una reacción que puede generar manchas en la piel.

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