Aunque parezca increíble, uno de los mayores riesgos a los que se exponen las personas que buscan bajar de peso es aumentar mucho más de lo que estaban antes de hacer un tratamiento.
El denominado “efecto rebote” o “yoyo” es muy común en el medio por la falta de información que se le da al cliente cuando éste opta por un determinado producto para bajar de peso.
Este efecto se da cuando la persona ha logrado rebajar de peso gracias al tratamiento combinado con la aplicación de una dieta y lo deja por un tiempo o definitivamente. Cuando esto sucede, la persona corre el riesgo de subir nuevamente de peso e incluso adquirir más kilos de los que tenía antes.
La nutricionista María Eugenia Encinas explica que los tratamientos, de alguna manera, convierten a las personas que quieren bajar de peso en adictas al producto que les hizo adelgazar, pues si dejan de consumirlos caen en el “efecto rebote”.
De esta manera, las personas que buscan adelgazar entran en un circulo vicioso, ya que deben acudir constantemente a tratamientos para adelgazar si no quieren volver a recuperar el peso que tenían antes.
“Cuando la persona deja de consumir el producto del tratamiento o deja de aplicarse las fajas u otro tipo de técnicas para adelgazar y vuelve a comer igual que antes, nuevamente engorda”, señala a tiempo de indicar que este fenómeno no es advertido a la mayoría de los pacientes.
BAJA DE AUTOESTIMA
El “efecto rebote” o “yoyo” también tiene que ver con una baja en la autoestima de la persona.
Según el psicólogo social Raúl Alba Montero, este efecto también se puede dar cuando el tratamiento no ha dado resultado.
A raíz de esto la persona puede entrar en un estado depresivo, de frustración, presentar sentimientos de culpa y comenzar a comer mucho más de lo que habitualmente comía.
Alba indica que incluso en estos casos se puede llegar a estados extremos, porque las personas no se aceptan a sí mismas, no se quieren, hay una fatiga a nivel cognitivo que disminuye el rendimiento en el trabajo y en todas las actividades. Todo esto también provoca un desequilibrio emocional en la persona, y su relacionamiento interpersonal con su entorno se reduce casi a cero, la persona llega a aislarse y reprimirse en el tema emocional.
“Si esto sucede, la persona con sobrepeso cree que si no baja de peso es cualquier cosa menos una persona. Su situación la disminuye en todo sentido y es por eso que tienden a engordar más; piensan que su problema no tiene solución y siguen comiendo”, manifiesta a tiempo de señalar que este fenómeno es muy frecuente en países como Estados Unidos.
El profesional señala que en estos casos se pueden presentar crisis extremas en los pacientes, que incluso necesitan no solamente de una ayuda psicológica, sino más bien psiquiátrica.
“He tenido pacientes de este tipo, donde el problema debe ser tratado mucho más a fondo y he tenido que derivar a un psiquiatra”, manifiesta.
En algunos casos el problema también puede convertirse en otra enfermedad peligrosa, como la bulimia o la anorexia que incluso puede poner en riesgo la vida de la persona.
Alba asegura que en nuestro medio ya existen casos con estos problemas, aunque en el índice todavía es reducido en comparación con países vecinos.
NO HAY RESULTADOS
SIN ESFUERZO
Por su lado, la profesional en nutrición asegura que ningún tratamiento adelgazante por más maravilloso que sea da resultado si no hay un esfuerzo y una disciplina de parte de la persona.
Señala que para poder obtener un buen resultado y evitar el denominado efecto rebote, las personas deben hacer ejercicio, dejar de un lado la vida sedentaria y por lo menos caminar unas 10 cuadras por día o hacer algún tipo de deporte al menos por media hora durante el día.
Lo que las personas quieren es poder conseguir el peso ideal sin ningún esfuerzo, menciona el profesional a tiempo de señalar que las ofertas que se hacen en torno al adelgazamiento, con productos que parecen ser “mágicos” son sólo mitos.
“El ejercicio es fundamental para el cuerpo y es el que puede ayudar a conseguir o conservar una mejor figura”, aconseja.
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