Hombres y mujeres pueden pensar que el misionero es una posición aburrida, pero no podrían estar más equivocados. Y es que esta posición permite muchas variaciones, además que en esta pose sexual los nervios (esos que te hacen sentir placer) están expuestos a varias sensaciones. Aunque no lo creas, es sorprendentemente fácil llegar al clímax en esta posición. No obstante, sólo el 33 por ciento de las mujeres dice que el misionero es su posición favorita, de acuerdo a un estudio publicado por el Journal of Sexual Medicine. Para los hombres, aunque no es su favorita, es una posición que les permite mayor control sobre su ritmo y velocidad durante el sexo, por lo que pueden controlar su orgasmo, y por ende el tuyo.
Asimismo, esta posición clásica del Kamasutra es ideal para lograr el orgasmo simultáneo y expertos aseguran que ésta es una de las posturas ideales para las parejas enamoradas, ya que hombre y mujer se encuentran cara a cara y, además del placer sexual, comparten besos, caricias y emociones. Haz de esta experiencia un encuentro sexual inolvidable con estos calientes “giros” a este clásico.
Ten el control
1 Sólo porque tú estás abajo no quiere decir que no puedes controlar la situación o enloquecerlo. Pon una de tus piernas sobre su hombro mientras mantienes la otra recta sobre la cama. A tu propio ritmo, cambia las piernas, para que una esté sobre su hombro y la otra esté sobre la cama. Este movimiento alternante de tus piernas crea una sensación muy placentera en tu punto G.
2 Cuando él esté encima tuyo, en la pose misionero, dile que se sostenga sobre sus manos y rodillas (como gateando). Cuando ya esté en esa pose, dile que no se mueva. Luego levanta tu pelvis para encontrarte con su miembro y mueve tu pelvis en movimientos verticales. Con esta posición, aunque estés abajo, tú controlas la velocidad, la profundidad de la penetración y el ritmo. Muévete de acuerdo a lo que tu cuerpo te pide y por el tiempo que quieras, siempre y cuando él obedezca tu orden de quedarse quieto.
Disfruta del poder de este viaje sensual, es tu oportunidad de provocarlo sin piedad. Controlando la penetración, solo roza la punta de su miembro, una zona donde todas las sensaciones se concentraran por lo que es súper sensible. Luego, cuando él menos lo espere, ve profundamente, lo sorprenderás con una ola de placer.
Cambia el ángulo
1 Muchos dejan de lado el misionero porque piensan que no permite mucho contacto clitorial, pero un pequeño ajuste puede hacer una gran diferencia. Sexólogos aconsejan “la técnica de alineamiento coital”, conocida como “el gato”. “Mientras él está encima tuyo haz que suba hacía ti, hasta que la parte de su pene esté directamente alineada con tu clítoris”, explica el terapeuta sexual Ian Kerner, autor del libro She Comes First (Ella viene primero), para explicar que el movimiento y la sensación del contacto entre la base de su miembro y tu clítoris, lleva al orgasmo. Luego, con tus piernas alrededor de las suyas, presiona tus genitales para crear presión, moviéndote circularmente en una especie de movimiento mecedor.
Flexibilidad sensual
1 Mientras él está arriba trae tus rodillas hacia tu pecho (puedes tomar la parte trasera de tus piernas para ayudarte). Luego apoya un pie, o ambos, planos sobre su pecho. Al hacerlo, pones la punta de su miembro en contacto directo con tu cérvix, una sensación que muchas mujeres encuentran placentera.
2 Échate en una superficie plana sobre tu espalda con tus piernas dobladas totalmente (que tu trasero toque tus talones) y tus brazos estirados hacia atrás. Haz que tu pareja se eche encima tuyo en la posición misionero con sus piernas rectas. Una vez cómodos en la posición, él puede penetrarte con movimientos circulares o de adentro hacia afuera. Lo que funcione mejor para ti. A diferencia de otra posición con acceso profundo, ésta permite contacto visual, besos y caricias. Con tus piernas así y tus brazos hacia arriba, tu espalda estará naturalmente arqueada. Mientras más arquees la espalda, más profunda la penetración.
3 Escoge una superficie plana, puede ser el piso, la mesa o la cama. Acuéstate sobre tu espalda, trae tus rodillas hacia tu quijada lo más que puedas. Cuando él se eche encima de ti, apoya tus pantorrillas sobre sus hombros y que empiece la acción. Para levantar tu pelvis más, tómalo de sus brazos. En esta posición él puede llegar muy adentro y los movimientos te llevarán a alturas súper orgásmicas.
Flexibilidad sensual
1 Mientras él está arriba trae tus rodillas hacia tu pecho (puedes tomar la parte trasera de tus piernas para ayudarte). Luego apoya un pie, o ambos, planos sobre su pecho. Al hacerlo, pones la punta de su miembro en contacto directo con tu cérvix, una sensación que muchas mujeres encuentran placentera.
2 Échate en una superficie plana sobre tu espalda con tus piernas dobladas totalmente (que tu trasero toque tus talones) y tus brazos estirados hacia atrás. Haz que tu pareja se eche encima tuyo en la posición misionero con sus piernas rectas. Una vez cómodos en la posición, él puede penetrarte con movimientos circulares o de adentro hacia afuera. Lo que funcione mejor para ti. A diferencia de otra posición con acceso profundo, ésta permite contacto visual, besos y caricias. Con tus piernas así y tus brazos hacia arriba, tu espalda estará naturalmente arqueada. Mientras más arquees la espalda, más profunda la penetración.
3 Escoge una superficie plana, puede ser el piso, la mesa o la cama. Acuéstate sobre tu espalda, trae tus rodillas hacia tu quijada lo más que puedas. Cuando él se eche encima de ti, apoya tus pantorrillas sobre sus hombros y que empiece la acción. Para levantar tu pelvis más, tómalo de sus brazos. En esta posición él puede llegar muy adentro y los movimientos te llevarán a alturas súper orgásmicas.
Junta tus piernas
Este pequeño movimiento aumenta el placer de una manera que nunca imaginaste, y las mujeres que lo probaron son testigos. Cuando empiece la acción al estilo misionero, junta tus piernas lo más posible, manteniéndolas rectas sobre la cama, de manera que sus piernas estén afuera de las tuyas. Junta tus piernas lo más que puedas para crear fricción contra la base de su miembro y tus labios vaginales; la entrada vaginal y los labios interiores y exteriores están llenos de terminaciones nerviosas que se activan con este tipo de penetración. También puedes sostenerte del respaldar de la cama para mantenerte tiesa, lo que crea mayor resistencia y aun más fricción. Si puedes cruza tus piernas: la ilusión de resistencia aumentará su excitación.
Manteniendo las piernas estiradas, presiona con la planta de uno de los pies el empeine del otro para apretar aún más.
Manteniendo las piernas estiradas, presiona con la planta de uno de los pies el empeine del otro para apretar aún más.
Un juguete sexy
Aunque no lo creas, uno de los juguetes sexuales más sexy es la almohada. Pon una o dos almohadas debajo de tu trasero y eleva tu pelvis. Mantén tus rodillas medio dobladas y tus piernas separadas. De esta manera, él te penetrará de otro ángulo y su miembro frotará la pared vaginal frontal, donde está el punto G. Es importante que él tenga movimientos lentos en forma de un ocho; recibirás doble placer orgásmico ya que los movimientos circulares son ideales para tu clítoris y vagina.
Túmbate
Acuéstate sobre tu espalda pero al borde de la cama. Que él te haga el amor al estilo misionero y cuando ambos estén a punto de llegar al clímax, acércate más al borde de la cama y túmbate hasta que tu cabeza, hombros y brazos queden colgando. La sangre fluirá a tu cabeza y te llevará a una nueva experiencia erótica. /
QUICKIE
¿Cuánto tiempo, según tú, debería durar una sesión larga de sexo? Ellos responden: 34% dice 45 minutos, 30% dice 30 minutos, 16% más de 60 minutos, 15% una hora y 5% dice 15 minutos.
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