miércoles, 19 de enero de 2011

Chocolate caliente. El bosque interior

Un hombre que caminaba perdido en el sendero espiritual, oyó una voz que le decía:
-¿Dónde vas buen hombre?
Un poco asustado al oír aquella voz, contestó:
-Llevo años queriendo ver ya la luz, pero ni la veo ni sé dónde buscarla.
Aquella voz le dijo:
- La luz no se busca, está siempre delante de tí, lo que pasa es que tienes un bosque en la mente que no te la deja ver.
-¿Quieres decir que los árboles que tengo no me dejan ver la luz?
-Así es, por lo tanto has de ir talando todos los árboles que están entre tú y la luz, para verla.
-¿Y cómo puedo hacer eso?,
- Siéntate, mantente en silencio observa los árboles que tienes y los vas talando mentalmente.
Aquel hombre se puso manos a la obra. Taló el árbol de la impaciencia, de la vanidad, intolerancia, incomprensión, ego, rencor, falta de perdón, siguió con el de juzgar y creerse superior a los demás, y siguió y siguió. La voz le dijo ¿cómo vas?
-Muy bien ya veo la luz, es preciosa y todo amor, es increíble. Muchas gracias.
-No corras tanto, aún no hemos terminado, esa luz es un espejismo, tienes que talar el último árbol para poder ver la verdadera luz.
-¿Cómo? No veo ningún otro más.
- Ese es el problema, nunca ven el último árbol, que eres tú mismo, y ves la luz a través de tu árbol, no de ti, tálate tú y verás la luz.
Taló su propio árbol. Pasado un rato le dijo la voz:
- ¿Ya has visto la luz?
Y aquel hombre con todo amor, paz y felicidad, le dijo a la voz: no he visto la luz, ¡yo soy la luz!

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