Exfoliar dos veces por semana. En seco, con movimientos circulares que asciendan desde el tobillo hacia la rodilla y luego hacia la ingle. Es mejor hacerlo con un exfoliante mecánico e insistir en los tobillos y, sobre todo, en las rodillas (en las articulaciones, la piel acumula más cantidad de queratina para favorecer la flexibilidad).
Hidratar y nutrir dos veces al día. Es más importante de lo que parece. Primero, porque ayuda a prevenir el envejecimiento de la piel del cuerpo; segundo, porque unas piernas con la piel bien hidratada son esenciales para una buena circulación. Y para la firmeza no hay otro remedio que ejercicios./
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