Por tal razón, el maquillaje que se usa -la mayor parte de las veces- complementa el disfraz, y si se lo trabaja a detalle, incluso puede reemplazarlo.
Pintarse la cara con la imagen de alguna figura terrorífica o un animal, es lo más tradicional. Tal es el caso del clásico maquillaje de drácula, bruja, ratón, entre otros.
Este tipo de colorete es sencillo y para realizarlo no se necesita contratar los servicios de un profesional.
En el caso de imitar cicatrices, quemaduras, heridas y más, es necesario acudir a un estilista.
Por ejemplo en el salón Los Espejos, ya existen personas que realizan sus reservas para que les reproduzcan en la piel el maquillaje de alguna película.
“Realizamos incrustaciones y maquillaje en alto relieve”, explica la encargada de marketing y publicidad del salón “Los Espejos”, Claudia Tola.
Según Claudia, en “Los Espejos” trabajan con maquillajes que se aproximan de sobremanera a la realidad.
Realizar este tipo de colorete demora veinte minutos (si no es complicado) pero si se trata de algo producido, suele tomar hasta una hora y media.
Desde ya, el disfraz es una inversión y el maquillaje representa un costo adicional que muchos no quieren cubrir y por eso optan por un pintado casero. Lo importante es que el colorete genere sorpresas y no burlas.
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