Para las personas que no saben mantener un buen equilibrio emocional, el comer compulsivamente puede convertirse en un escape. Éste es el más común de los trastornos de la conducta alimenticia y la mayoría padece obesidad, aunque también lo sufren los individuos de peso normal
Comer es fundamental para tener una vida activa y saludable, pero hacerlo en exceso y darse algunos atracones de comida puede ser indicador de un desorden alimenticio que se lo conoce como comedor compulsivo, explica la psicóloga Liliana Zabala.
Las personas que sufren de este trastorno cambian sus hábitos de manera radical; puesto que se exceden en la cantidad de alimentos que consumen, y acostumbran hacerlo a toda hora.
Los especialistas manifiestan que lo complicado es que muchas personas no le dan la importancia que merece, hasta que dichos excesos desencadenan en enfermedades crónico-degenerativas, como son la diabetes mellitus, hipertensión, ataques cardiacos, problemas arteriales, artritis, entre otros males.
Atracones de comida
El endocrinólogo Douglas Villarroel resalta que existen muchas personas que realizan atracones alimentarios de vez en cuando, pero que esta conducta se transforma en un trastorno de la alimentación cuando se da una pérdida de control y cuando ocurre periódicamente. Explica que el Binge Eating, o Trastorno por Atracón, es un problema que se caracteriza por atracones recurrentes en ausencia de la conducta compensatoria inapropiada típica de la bulimia (autoinducción del vómito, abuso de laxantes u otros fármacos, ayuno y ejercicio físico excesivo).
“Durante estos episodios, la persona afectada ingiere de forma descontrolada grandes cantidades de comida, generalmente en menos de dos horas, pudiéndose llegar a ingerir en estos atracones hasta 20.000 calorías”, remarca.
Hay que añadir, sin embargo, que la duración del atracón puede variar enormemente, y a muchos individuos les cuesta diferenciar los verdaderos, de episodios menos importantes.
Estrategias compensatorias
En ocasiones la persona puede llevar a cabo estrategias compensatorias (como abstenerse de comer, recurrir a purgas o practicar el ejercicio físico de forma excesiva) pero, a diferencia de trastornos como la anorexia o la bulimia nerviosa, éstas no se realizan como práctica habitual para contrarrestar los efectos de los atracones, o sea para no engordar. En algunos casos, el trastorno por atracón puede ser origen o consecuencia de otros problemas de la alimentación.
El peso corporal de aquellos que sufren este trastorno suele ser más elevado que el apropiado y en muchos casos se trata de personas obesas, lo cual constituye un factor de riesgo adicional para su salud, argumenta el doctor Villarroel.
Afecta más a mujeres
Al igual que en la anorexia y la bulimia nerviosa, asegura el endocrinólogo, este trastorno se da bastante más en mujeres que en hombres.
La psicoanalista Maricel Córdoba detalla que esta enfermedad fue reconocida oficialmente en 1992 y que se presenta más en mujeres que en hombres con una frecuencia de 2 a 1 y de la misma forma hay un alto índice en jóvenes.
Causas
La psicóloga Zulma Jerez indica que pueden ser muchas las causas para comer de una manera compulsiva, depende de cada caso. Sin embargo, cuando una persona tiene una necesidad afectiva no satisfecha puede refugiarse en la comida. Por ejemplo, en una situación de pareja, cuando hay maltrato psicológico o físico, o cuando se sienten solas, las mujeres pueden descargar su bronca a través de la comida.
También influye la autoestima de la persona, es decir, cuánto se quiere para cuidarse y no comprometer su salud por una mala alimentación. Hay que tomar en cuenta, dice Zulma, que en los temas de cualquier adicción somos una unidad física, psicológica, emocional, social y espiritual. Por ello, cuando una de estas áreas del ser humano no está equilibrada, aparece algún síntoma que muestra que algo anda mal.
En la mayoría de los casos, coincide Maricel, la persona que come compulsivamente tiene un trastorno emocional previo que puede darse por el abandono de los padres, el cambio de pareja, problemas en el trabajo, o en la escuela si es niño o adolescente, y ese vacío en su vida lo llena comiendo más y más.
La causa del comedor compulsivo aún es desconocida, pero más del 50% de estos pacientes presentan historia de depresión.
Adictos a la comida
Zulma señala que los comilones compulsivos tienen una adicción a la comida. Son personas dependientes de los alimentos, como los son los drogadictos a las drogas, los alcohólicos al alcohol y los fumadores al tabaco.
“Comer los hace olvidar y evadir su realidad y sus problemas, al igual que lo hacen los adictos al alcohol o a las drogas”, explica Liliana.
Hay solución al problema
Zulma manifiesta que lo primero que se debe hacer es que la persona tome conciencia de que la comida es una enfermedad y una adicción. Después hay que buscar apoyo psicológico y también espiritual. Practicar algún deporte ayuda a descargar esa emoción que hace ingerir algo para tapar una situación que está causando mucho dolor. También se aconseja hacer algo manual para mantener la mente ocupada y no pensar ni sentir.
Los especialistas afirman que existe solución al alcance de la mano, y en este proceso el apoyo de la familia es fundamental, dado que son las personas con las que conviven y que pueden percatarse de los cambios alimenticios y de su comportamiento.
Liliana aconseja a los familiares y amigos que antes de juzgarlos o criticarlos, contribuyan a encontrar el origen de su actitud, a fin de ayudarlos a encontrar el camino para superar el problema.
El autoconocimiento es un elemento vital para el tratamiento de este tipo de trastornos, pues de esta manera es posible detectar situaciones que comprometen el bienestar emocional y estar alertas para pedir apoyo oportuno tanto a la familia, como a los profesionales de la salud.
TEST
La psicóloga Guillermina Sánchez sugiere contestar el siguiente test, que ayuda a detectar si hay riesgo de calificar como un comedor compulsivo. Si obtienen más de tres respuestas positivas es recomendable que soliciten apoyo de un especialista:
• ¿Comés cuando no tenés hambre?
• ¿Tenés atracones de comida sin razón aparente?
• ¿Tenés sentimientos de culpa o remordimientos después de comer en exceso?
• ¿Dedicás demasiado tiempo y atención a la comida?
• ¿Anticipás con placer y expectación los momentos en que podés estar sola para comer?
• ¿Planeás con anticipación los atracones secretos?
• ¿Comés con mesura frente a otros y luego lo compensás cuando estás sola?
• ¿Está tu peso afectando tu manera de vivir?
• ¿Has tratado de hacer dieta por una semana o más si haber logrado tu meta?
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