martes, 23 de agosto de 2016

8 errores que cometes al lavarte el rostro



La mayoría de nosotras asumimos que la limpieza facial es algo tan básico que se puede hacer incluso cuando llegas a casa exhausta. Pero resulta que hay mundo más allá del agua y el jabón, dice Doris J. Day, dermatóloga y autora del libro “Forget the Facelift”.

“Con todos los limpiadores sofisticados y suaves que existen y que miman la piel, si usas el producto correcto, permitirás que la hidratante y la antiedad se absorban de manera más efectiva”. Es evidente que un lavado y exfoliado en plan vieja escuela no conseguirán los mismos resultados. Te contamos las nuevas reglas para conseguir un rostro más fresco.

Lavar y listo: Es más bien un proceso de dos etapas. “Elimina el maquillaje antes de lavarte la cara”, aconseja Jeanine Downie, dermatóloga en Montclair, Nueva Jersey. “Muchos limpiadores no son capaces de eliminar por completo el corrector o el maquillaje, sobre todo alrededor de los ojos y la nariz”. Usa una crema a base de aceite, una toallita desmaquillante o un aceite limpiador para eliminar un protector solar difícil (como los de spf 50) y maquillaje. Aclara con agua tibia y aplícate una pequeña cantidad de limpiador (busca entre sus ingredientes cocamidopropyl betaine o caprylic triglyceride, que indican que no lleva sulfatos) con los dedos o en un paño limpio y húmedo.

Lavar dos veces al día: Aunque el jurado aún está deliberando sobre la frecuencia del lavado (mañana y noche o solo por la noche), todos los dermatólogos están de acuerdo en que el exceso de limpieza puede irritar y secar la piel. La regla aquí es usar el sentido común: lava tu cara siempre después de hacer ejercicio para evitar brotes de acné y si tienes la piel grasa, hazlo mañana y noche. Si tienes la piel muy seca o sensible, es suficiente que lo hagas una vez al día, por la noche.

Cerrar los poros: Lo sentimos, pero ya pueden olvidarse de esos trucos de masaje para aumentar la circulación o echarte agua fría para cerrar los poros. “Los poros no se abren ni se cierran”, dice la doctora Downie. De hecho, el frío o el calor extremo pueden agravar problemas de la piel como la rosácea o el enrojecimiento. Dicho esto, un poco de vapor puede ayudar a suavizar poros que tengan grasa, por lo que no es mala idea lavarte la cara mientras te duchas. Y “cuando sientes la piel bien, el masaje no hace mucho”, añade Downie. “El ejercicio es lo que aumenta la circulación”.

Comprar limpiadores según tu tipo de piel: No importa qué tipo de piel tengas, lo que sí puedes hacer es asegurarte de que en la lista de ingredientes de tu limpiador no haya perfume (puede irritar), parabenos (conservantes potencialmente tóxicos) o un jabón agresivo (seca la piel). “Si el limpiador cumple con estos requisitos, la fórmula en sí misma (crema, loción, espuma…) da igual y es más una cuestión de gusto personal”, explica Brad Katchen, dermatólogo en Nueva York. Por supuesto, las personas que tengan la piel seca preferirán cremas con ingredientes hidratantes como la glicerina o la manteca de karité. Y “si tienes la piel grasa, posiblemente prefieras lavarte con un limpiador que forme espuma”, apunta Day.

Exfoliante en grano para exfoliar y suavizar: Un limpiador salicílico o con ácido glicólico es más suave y efectivo que uno con grano y ambos van bien para prevenir el envejecimiento y el acné. Alterna con tu lavado regular (empieza tres veces al día) y ajusta los tiempos dependiendo de cómo veas y sientas la piel.

Usar tónico: “Usar un tónico a base de alcohol elimina los aceites naturales presentes en la piel”, explica la doctora Day. “Los tónicos suaves calman la piel y equilibran el pH pero, con un buen limpiador, realmente no necesitarás este producto”. ¿De todas formas te encanta la sensación de ponerte el tónico? Elige versiones suaves y sin alcohol.

Cepilla tu piel para tener un brillo saludable: “El cepillo limpiador elimina el aceite, la suciedad y las células muertas mejor que las manos y es menos agresivo que la mayoría de los exfoliantes”, dice la doctora Day. “Pero no es algo que debas usar cada noche, especialmente si también te estás aplicando ingredientes como los retinoides o ácidos. Demasiada exfoliación puede causar inflamación”. Lo que debes hacer es usar tu cepillo pero con moderación. Para que no acumule bacterias, enjuágalo después de usarlo y deja que se seque al aire. El cabezal se cambia cada tres meses.

Gastar una fortuna: Reserva los ingredientes más caros como el retinol y los antioxidantes para los productos que están más tiempo en contacto con la piel del rostro y no para los que se van directamente por el desagüe. “Serán más eficaces cuando se quedan concentrados en la piel”, apunta el doctor Katchen.


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