jueves, 11 de septiembre de 2014

¿Ya probaste un día de sauna o baño turco?

¿Cuáles existen?. Tomar un día de sauna, además de relajación, significa entrar en una cabina completamente equipada, con diferentes temperaturas, indica Yutta Weber, propietaria de Zen Agua Spa. Por ejemplo, el sauna seco tiene una temperatura de 90 hasta 100 grados; el semiseco abarca 70 a 80 grados; el sauna a vapor comprende 45 y 48 grados; mientras que el baño turco o hamam tiene una temperatura de 38 a 40 grados.

Resultados positivos. Yutta destaca que el calor abre los poros de la piel, lo que contribuye a la eliminación de residuos tóxicos, además limpia la epidermis y relaja los músculos. También refuerza el sistema inmunológico y tiene un efecto rejuvenecedor.

Post baño. El resultado efectivo está en el enfriamiento, es decir que después de salir del sauna o baño turco se debe tomar una ducha fría ya que de esta manera el cuerpo trabaja más para nivelar su temperatura, indica Weber. Asimismo resalta que este cambio no se debe comparar con el cambio del ambiente del calor al frío. “Inclusive después de salir, se recomienda descansar el mismo tiempo al cual se expuso la persona, es decir que si entró 10 minutos debe reposar lo mismo fuera”, dijo.

Ojo con los antecedentes. Por otro lado, Dagna Vegueria, médico general, asegura que en pacientes que sufrieron infartos no es recomendable, aunque se hayan recuperado. De igual forma entran en esta descripción personas que tiene trastornos de la circulación cerebral, hipotensión o enfermedad febril.

Frecuencia. Vegueria también añade que estos baños permiten descargar el sistema nervioso, baja la presión arterial y favorece la excreción o eliminación de desechos a través de la piel. A su criterio, lo recomendable es entrar dos veces por semana y máximo tres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario