- Quitar el esmalte con las manos. Nos referimos a ese momento en el que ha empezado a saltar la pintura, eliminar lo que queda sin la ayuda de quitaesmaltes es fatal, porque eliminas parte de las células superiores de las uñas, lo que causa que sean irregulares y se debiliten. ¿Lo mejor para evitarlo? Hacerte la manicura más a menudo.
- Utilizar esmalte con acetona. Puede que sea más rápido, pero también más dañino. Esta sustancia química seca las uñas, por lo que no se recomienda su uso frecuente. Si te pintas las uñas de vez en cuando, adelante. Si cada semana te gusta llevarlas de un color, evítalo a toda costa.
- Olvidar las cutículas. O hacerles tanto caso que no paras de empujarlas hacia atrás en el trabajo. Las cutículas tienen una función clara: proteger la uña e impedir el paso de bacterias. No te entrometas. Hidrátalas y siempre que te hagas la manicura, mete los dedos en agua caliente primero.
- Llevar las uñas demasiado largas. Que alguien avise a Rihanna de que la manicura, cuanto más corta, mejor. Y no sólo porque así se evitan roturas, sino porque es más higiénico.
- Limpiar sin guantes. Los químicos de los limpiadores del hogar deshidratan las uñas, y la exposición larga al agua tampoco las beneficia.
- Tu dieta. Lo que comes afecta a todo tu cuerpo. Como siempre, lo mejor es comer de todo e incluir alimentos ricos en biotina, como el aguacate, el pescado azul o los frutos secos.'
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