La medicina contra el estrés se llama meditación
Para las personas estresadas, la medicina tradicional no ofrecía soluciones. Entonces se incorporó conceptos y hábitos que se manejan desde hace siglos en la medicina oriental.
El “mindfulness” (traducido como conciencia plena) es la práctica de la meditación con atención plena, prestando atención al momento presente.
Esta práctica meditativa se remonta a más de 2.500 años. Lo novedoso es el cruce que se ha producido entre esta piedra fundamental del budismo y las neurociencias. Hoy, especialistas aclaran que no se trata de una medicina “alternativa”, pero una tendencia de avanzada en la práctica médica que ha demostrado su eficacia como medicina participativa o complementaria mente-cuerpo.
El “mindfulness” cada vez goza de más difusión y prestigio en el mundo gracias a las evidencias científicas que demuestran sus beneficios en el campo de la terapia y del crecimiento personal.
Mindfulness: Atención al momento presente
En esencia, con el “mindfulness” se trata de vivir de forma más consciente; viviendo el momento presente (donde experimentamos de manera completa la vida).
“Esta actitud facilita una mejor conexión con la realidad, y pone en marcha diversos procesos de regulación y adaptación naturales”, señala Andrés Martín, doctor en psicología y autor del libro recién publicado “Aprender a cambiar con mindfulness”.
La experiencia de muchos investigadores con el mindfulness, permite saber cómo actúa esta práctica para reducir el estrés.
“En primer lugar, está el componente de malestar psicológico, la tensión emocional –y en ocasiones también física–, que se ve reducida con este entrenamiento. Calma la mente y baja el nivel de cortisol, la hormona del estrés”, señala Martín.
En segundo lugar, una mayor auto-conciencia permite a las personas observar sus causas del estrés y tomar conciencia de sus recursos internos para poder afrontarlos de forma eficaz. “De esta forma, ponen en práctica estrategias adaptativas para reducir el estrés, cuidando la salud y marcando prioridades en la vida”, añade Martín.
Bendita meditación
Se ha escrito largo y tendido sobre los beneficios de la meditación. Y es que el simple hecho de separarte de tus pensamientos tiene impresionantes efectos físicos. Se ha demostrado, por ejemplo, que la meditación mindfulness es más efectiva que los medicamentos para prevenir la recaída en pacientes depresivos.
El doctor Richard Davidson, investigador líder en este campo, mostró que la práctica de mindfulness activa el área prefrontal izquierda del cerebro, donde se encuentran las emociones positivas (compasión, amor, ecuanimidad, aproximación a los demás).
Por su parte, Mathieu Ricard, nacido en París en 1946, doctor en genética molecular y ahora monje budista, colaboró con el estudio de los efectos de la meditación “prestando” su cerebro para estudios de resonancia magnética. Los resultados fueron asombrosos: se reveló que con el mindfulness aprendemos a generar la respuesta de relajación, que baja la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura.
Además, produce una profunda relajación muscular y actúa beneficiosamente sobre la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro de desarrollarse y modificarse a través de los años con la estimulación que le brindemos.
Asimismo, la práctica puede bajar la presión arterial o mejorar la respuesta inmunológica de pacientes con cáncer, entre otras ventajas. Una investigación publicada el año pasado sugiere, incluso, que puede tener un papel importante en el envejecimiento celular.
Pero sobre todo, esta práctica nos ayuda a saborear la vida en toda su complejidad.
Adiós perjuicios
En Latinoamérica no meditamos, y estamos lejos de hacerlo. Además, hay quienes contemplan la meditación como algo misterioso o tienen la idea que meditar es cosa de vagos o hippies. Pero esa creencia es puro desconocimiento, pues la meditación se trata sobre tomar conciencia de ti, del momento presente, de tu cuerpo y mente. El hábito de meditar es profundamente transformador.
La comunidad médica es cada vez más consciente y coincide en que la medicina contra el estrés se llama meditación, pues la unión de cuerpo y mente es real.
“Hemos observado que los beneficios de la meditación perduran en el tiempo, en la medida que la persona integra la práctica a su vida, aprendiendo a vivir de otra forma”, asegura Martin.
7 BENEFICIOS ESENCIALES
1
Reduce el estrés. Investigaciones publicadas en la journal de Health Psychology demuestran que la práctica de mindfulness no solo está asociada a menos estrés, pero también a niveles más bajos de la hormona del estrés, cortisol.
2 Mejores decisiones. Cuando la persona está estresada, el cerebro se queda entumecido, y el problema lo absorbe todo. Pero luego de aprender a meditar, el cerebro sigue contemplando el problema, pero también las soluciones. Lo prueban los experimentos de Herbert
Benson de la Universidad de Harvard. Y es que si meditamos, descubrimos cómo las emociones modifican el pensamiento y este, a su vez, modifica la acción. Hay que pisar el freno y encontrar ese espacio necesario entre emoción, pensamiento y acción. Antes de actuar, frena. Respira. Medita.
3 Disfruta el momento presente. Disfruta las rutinas diarias y el momento presente: la ducha de la mañana, por ejemplo, es un momento placentero, pero la persona estresada no la disfruta, pues está pensando en otras cosas. Simplemente, disfruta este momento.
4 Protege el cerebro. Investigadores de la Universidad de Oregón encontraron que las técnicas de meditación pueden resultar en cambios en el cerebro que nos protegen de ciertas enfermedades mentales.
5 Te hace mejor persona. Nos hace más compasivos y bondadosos, así lo comprobaron investigadores de las universidades de Northeastern y Harvard.
6 Ayuda a perder peso. La meditación es una estrategia excelente para perder peso en 7 de 10 personas.
7 Una vida sexual más enriquecedora. Aplica el mindfulness a tu vida sexual: en vez de pensar en la meta (el clímax) concéntrate en cada caricia y sensación. Aplica esta filosofía mientras haces el amor, y lograrás sentir cada sensación y una intimidad más profunda.
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