martes, 24 de enero de 2012

Aprende cómo prevenir la aparición de bolsas y ojeras

Fruto de la genética, de una mala noche, de la retención de líquidos o la mala circulación sanguínea, del estrés o del cansancio… el origen de las bolsas y ojeras puede tener causas muy diversas pero su resultado es siempre el mismo, un rostro apagado, envejecido y una mirada triste y cansada. Los ojos son un elemento clave en tu expresión y una mirada que transmita frescura y vitalidad es el mejor aliado antiedad.

Los hábitos saludables son esenciales para prevenir la aparición de las bolsas y ojeras. Dormir ocho horas (preferiblemente boca arriba), seguir una dieta equilibrada, baja en sal para evitar la retención de líquidos, y practicar algo de deporte garantizan mantener todo tu cuerpo y, por supuesto, también tus ojos, en perfecto estado.

Pese a ello, las poco favorecedoras ojeras y bolsas bajo los párpados pueden aparecer de manera ocasional debido a situaciones pasajeras (exceso de trabajo, falta de descanso, etc). Hay que tener en cuenta las características específicas de esta zona de nuestro rostro. La piel del contorno de los ojos es extremadamente fina y delicada. Además, en ella, la presencia de glándulas sebáceas y sudoríparas es mínima. Estas peculiaridades la convierten en un área cutánea que requiere cuidados constantes. Las ojeras, ese cerco oscuro (marrón-violáceo) bajo los ojos, pueden derivarse de un componente genético (pigmentación de la propia piel, unida a mala circulación o excesiva dilatación de los diminutos vasos sanguíneos).

Las bolsas, por su parte, suelen ser fruto de retenciones de líquido transitorias. Cuando su presencia es perenne, especialmente si va acompañada de otros síntomas: cansancio, estrés, fatiga, insomnio… pueden ser un claro aviso de la necesidad de visitar al médico.

Por suerte, en la mayoría de los casos, las bolsas y las ojeras son pasajeras y tienes a tu alcance sencillos remedios para volverlas “invisibles”. Las cremas y parches específicos, capaces de refrescar y descongestionar la zona, son muy eficaces, pero si te le levantas con “mala cara” y necesitas una solución rápida, también puedes recurrir a “trucos” que devolverán la frescura a tu mirada en pocos minutos como los siguientes:

Cubitos de hielo

El frío hará que disminuya la hinchazón (reduciendo las bolsas) y además provocará un efecto vasoconstrictor sobre las diminutas venas que marcan las ojeras, mejorando la microcirculación de la zona. No lo apliques directamente sobre la piel. Cubre dos o tres cubitos con un paño fino y aplícalos en toda el área ocular, con los párpados cerrados, y sólo unos segundos (descansa y vuelve a aplicar varias veces).

Bolsitas de manzanilla, tilo o té verde

Las magníficas propiedades de estas plantas, fáciles de adquirir en forma de infusiones, llegan también a los tratamientos para revitalizar la mirada. Limpian los ojos, desobstruyen lagrimales y calman las pequeñas irritaciones. Guarda las bolsitas de infusiones una vez utilizadas en la nevera para que estén frías y aplícalas en los párpados 15 minutos mientras te relajas. Otra opción es hacer la infusión y, una vez fría o ligeramente templada, empapar dos algodones en el líquido y dejarlos actuar sobre tus párpados.

Rodajas de pepino o papas

Son tan conocidas como eficaces a la hora de refrescar y disminuir la hinchazón de los párpados. En ambos casos, corta las rodajas finas y aplícalas en crudo, sin cáscaras y mejor sumergidas previamente unos minutos en leche fría. Colócalas sobre los párpados y déjalas actuar 20 minutos.

Mascarillas

Puedes elaborar algunas especialmente adecuadas para descongestionar toda la zona combinando por ejemplo:

½ pepino + ½ patata + 1 cucharada sopera de leche. Mezcla con batidora y deja enfriar en la nevera antes de la aplicar (15 - 20 minutos).

½ pepino + ½ manzana. Ralla y mezcla ambos ingredientes. Puedes aplicar la mascarilla empapando en ella unos discos desmaquillantes o unas gasas.

1 zanahoria rallada + 1 cucharada de aceite de oliva. Utiliza igual que en el caso anterior.



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